miércoles, 20 de agosto de 2025

Restaurant El Zagúan

Este lugar ya desaparecido, aunque en parte de sus instalaciones funciona actualmente un bar gay, fue uno de los restaurantes de comida regional más representativos de la década del 90 y comienzos del 2000 en la ciudad de Maracaibo.  Inaugurado el 4 de julio de 1993, con la presentación de Lucho Gatica, por su propietario el Ingeniero Heraclio Montiel quien le compró a la familia Montero la vivienda ubicada en las esquinas de las calles Colón con Carabobo y junto a otras construyó un espacio de estilo ecléctico, mezclando lo colonial con lo moderno y manteniendo una decoración que rememoraba la ciudad de antaño. Esto fue realizado por los arquitectos Jacqueline La Roche y José Colina bajo la dirección de Movalar, contratista a quien se le encargó la obra. Entre los trabajos estuvo tumbar unas viviendas para convertir el espacio en un patio guarecido del sol por un árbol de Ceiba casi centenario donde se colocaron mesas y una fuente decorativa que lo trasformaron en un plaza jardín. Otra casa vieja remodelada cumplía la función de café-restaurante. Su interior estaba decorado y ocupado por materiales antiguos que junto a los modernos daban un aire sofisticado y a la vez antiguo, entre el mobiliario que allí se encontraba estaba una rockola de los años cuarenta adaptada ingeniosamente a discos compactos, un fonógrafo de 1884, una vitrola de 1928, tinajas, teléfonos antiguos, escaparates, una colección de botellas y otros objetos y en las paredes fotografías del Maracaibo de antaño. La comida nativa tenía su protagonismo de manos de Doña Ana Ortiz, nativa del barrio El Empedrao, quien era la cocinera y mantenía viva la sazón que heredó de su abuela a través de un recetario de más de 120 años de antigüedad y platos como los bollitos pelones, torta de plátano, lomo negro y chivo en coco eran las especialidades del lugar, agregándole a las tradicionales comidas en coco:  el carnero, el conejo, las costillas o el mojito y los no menos locales, revuelto de pollo, tajadas de plátano frito, quesos, ensalada criolla y ensalada de gallina. Entre los postres: dulce de hicacos o lechoza, huevos chimbos y limonzon entre otros. Bebidas, excelente atención y música en vivo, hicieron de este lugar un pedazo de tradición en la esquinita, como le decían, de una calle llena de esta.

 

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