sábado, 30 de enero de 2016

El autocine del Milagro

La época de los 60 revolucionó a el planeta y entre esas nuevas formas de entretenimiento estuvo el autocine, que aunque databa de los años 30 fue en los 50 que se trasformó en popular en Estados Unidos, donde nació, aunque un sector de la población los consideraba inmorales. Nuestra ciudad, cinéfila por excelencia y tradición, contó con uno de estos novedosos lugares situado en la avenida el Milagro, donde hoy está La Vereda del Lago. La pantalla daba fondo al paisaje lacustre y se encontraba casi en la orilla de esta. Solo funcionaba como lógicamente es en la noche y era un lugar muy concurrido por los enamorados  y jóvenes, el sonido era deficiente y el mismo llegaba a través de unas pequeñas cornetas instaladas  en un paral. Cada veinte minutos  o menos, los que fungían como guardianes hacían ronda con una linterna para evitar que se realizaran actos indebidos dentro del vehículo, algo que sin embargo ocurría, ya sea por viveza del usuario como por soborno a los vigilantes. No solo se proyectaban películas sino que también se servían comidas al estilo norteamericano que constaban básicamente de hamburguesas, perros calientes, papitas fritas y bebidas, las cuales eran servidas en una bandeja por personal femenino. Fueron muy populares las películas de terror que proyectaban a altas horas de la noche. Pero a pesar de ser un boom en ese entonces su vida fue corta, tal vez menos de una década y al final cerró, quedando las instalaciones abandonadas hasta que fueron demolidas en 1978 cuando comenzaron los trabajos de relleno y construcción del Paseo del lago, quedando solo la pantalla que aún se encuentra en el lugar.  Nunca tuvo un nombre, solo un aviso con la palabra Autocar que significa en inglés autocine estuvo en sus instalaciones, por lo que se le bautizó por el sector donde estaba o simplemente como autocine, porque era el único, a pesar que en la Pomona en donde se encuentran los edificios de Las Pirámides, estuvo por muy poco tiempo otro.   

viernes, 29 de enero de 2016

Estar de pies y piernas bien

Esta expresión ya es muy raro escucharla en nuestro dialecto, aunque hace algunos años era de cierta forma común. La misma no tiene relación con el hecho de estar sano de las extremidades que acá se nombran, sino que era usada como una forma de decir que una persona, de cualquiera de los dos géneros,  se encontraba bien vestida. Es parte de esa inventiva autóctona que ha enriquecido nuestra habla desde hace mucho tiempo. “Mi sobrino está de pies y piernas bien, seguro va pal matrimonio de su primo” 

Alicatero

Con este nombre se bautizó en nuestro dialecto en los años 60, un personaje que se hizo popular pero no agradable, quien trabajaba en las empresas eléctricas e hidrológicas de ese tiempo y cuya labor era quitar el servicio a los que no lo pagaban o se atrasaban en hacerlo. Como cosa curiosa a pesar que el que trabajaba en Enelven usaba alicate y otras herramientas para desconectar los cables del medidor, que en ese entonces se encontraba dentro de la vivienda, no era así el del Inos, quien utiliza llaves de tubo para despegarlo, sin embargo fue más recurrente el uso de este nombre para ellos. Tal vez por el hecho que estos mismos se hacían cómplices de los infractores y les vendían los famosos ladrones. Aunque ambos servicios siguen siendo parte de la vida cotidiana ya es muy raro que se les llame de esta manera. “Monche está trabajando de alicatero en el Inos y quedó en conseguirme un ladrón”

Raspahielo

Con este nombre se conoce a las maquinas o los cepillos cuyo objetivo es raspar el hielo, sin embargo cuando la tecnología del celular llegó y fue creciendo entre los modelos más populares estuvo el Motorola Tango 300 que comercializó la empresa Telcel y que en nuestro dialecto, haciendo gala de esa forma similistica común del mismo, se bautizó con el nombre citado, por su forma muy parecida al instrumento de trabajo de los cepillaeros, aunque lógicamente solo servía para llamar y recibir ya que los mensajes de texto todavía no habían llegado. El nombre se hizo popular y se usó en otras regiones, mientras que en otros países se le llamó ladrillo. Aunque son dos palabras se pronuncia como una sola “Mi primer celular fue un raspahielo que todavía tengo guardado”

viernes, 22 de enero de 2016

Fuente de soda La Hoyada

Este fue uno de los sitios famoso de la Maracaibo de los años 60, 70 y 80 situado  casi al final de Bella Vista, quien tuvo como vecino por un tiempo a las tiendas Vam. Tomó su nombre del primer acueducto de la ciudad inaugurado por Guzmán Blanco en el lugar donde se encontraba un pozo que sirvió por muchos años como fuente de agua dulce que era transportada por los famosos agüeros para la población. El propietario del negocio fue Andrés Ángel Montenegro  quien falleció en 1964 y le fue alquilado por los familiares de este a Alfredo Sánchez, un cubano que se residenció en estos lares y que era un amante enamorado de la gaita, razón por la cual en el lugar nunca faltaba un grupo gaitero. El lugar estaba dividido en dos ambientes, la fuente de soda familiar, famosa por sus sándwich, considerados los mejores de la ciudad, cuyo ingrediente secreto era la salsa inglesa y la cervecería, restaurant El Hoyo, donde se disfrutaba de bebidas alcohólicas, música en vivo, platos regionales, nacionales e internacionales y permanecía abierto hasta altas horas de la madrugada, siendo uno de los preferidos por los noctámbulos marabinos, y en las fechas de la feria de la Chinita donde se efectuaban concurridos amaneceres gaiteros. También fue uno de los primeros sitios donde te servían en una bandeja en el carro. Cerró sus puertas el 26 de mayo de 1996.

viernes, 8 de enero de 2016

Tienda Marazul

Este negocio fue quizá el más popular del viejo Saladillo y el que más tiempo duró ya que fue uno de los últimos demolidos por la piqueta, hecho ocurrido en 1979. Un local cuyo fundador terminó también siendo un personaje en la historia de la ciudad por sus ocurrencias. En 1948, José Lorenzo Soto, conocido como Cambuleto, por lo arqueado de sus piernas, se puso al frente del negocio familiar y en una casa grande pintada de dos tonos de verde, ubicada en la Calle Ricaurte, frente a la Plaza Monseñor Arturo Celestino Álvarez,  inició labores en el negocio con la mayor variedad de artículos del sector.  Era abasto, sitio para beber y parrandear, salón de juegos  como dominó y billar y promovedor de cuerdas para los cuatros y palos de vera para los furros, razón por la cual era visitado asiduamente por los gaiteros. Las ocurrencias, don de gente y humildad, además de una jocosidad sin límites de su dueño la hicieron, quizás la más querida del sector. Personas de todas las edades y sexo la visitaban, y incluyendo un nutrido grupo de estudiantes que iban a la plaza que estaba al frente a estudiar. Ha sido inspiración para muchas gaitas y la expresión de su dueño para negar un fiao “Si me lo carameliais” es parte de nuestro dialecto. Dos años después de su demolición murió su propietario y sus hijos abrieron un negocio en la misma calle, al lado de la plaza centenaria,  unos metros frente a donde estuvo el viejo y le pusieron “La esquina de Cambuleto” lugar que continúa y es depósito de licores, tostadas, venta de repuestos y un pequeño museo donde se encuentra un colección de botellas de malta, cervezas y refrescos pertenecientes a sus padres, además de un grupo de fotografías en blanco y negro.

miércoles, 6 de enero de 2016

La esquina de Mc Gregor

Este fue el lugar más popular de la Maracaibo desde los años 30 hasta finales de los 60 y tal vez incluso los 70 con un estilo francés donde resaltan los mercurios que adornan la parte superior de los ventanales. El edificio en cuestión tiene una larga historia. Fue construido en 1892 por ingenieros galos para Emilio Mc Gregor, posee dos plantas, y tras ser bodega, casa de habitación, y sede del Club Comercio, en 1919 Carlos Martínez la alquila y constituye la firma Mac Gregor  que pasó a convertirse en la primera tienda por departamento de la ciudad y la que más clientes poseía, pero sería en las afueras de esta donde palpitaba como un gran corazón la ciudad, ya que era en la Plaza Baralt donde se daba cita el pueblo. En esa esquina, que es la intersección de las calles Colón y Comercio, pasaba el tranvía y posterior a la desaparición de estos en 1930 y hasta 1952, se colocó en su acera una bomba manual de gasolina que funcionaba por gravedad y era propiedad de Abraham Vargas,  donde se surtían las jaulitas de transporte que heredaron los pasajeros del tranvía y los escasos carros de los 30 y 40. Allí fue muy famoso “El periquito de la suerte” que era un señor con un periquito y una cajita con papelitos donde se le leía la suerte al cliente que pagaba para que el ave los sacara. .Entre los 30 y 40 el sector tenía presencia de personas las 24 horas del día y en el mismo los periódicos de la época instalaron pizarrones donde anotaban las noticias de última hora que iban llegando a la redacción de los mismos. Fanáticos del beisbol, carreras de caballo y otros juegos y deportes, junto al pueblo de todas las clases sociales se daban cita allí y las tertulias se hacían interminables, también el comercio informal fue tomando toda la plaza. Allí se formaron sociedades mercantiles, se gestaron matrimonios, se citaron enamorados y hasta sirvió de punto para los más desconocidos propósitos. Sobrevivió a la destrucción del Saladillo pero un voraz incendio destruyó en 1978  la parte interna del edificio quedando solo levantadas las paredes externas, entre ellas la de la esquina. Este en esa época y desde 1950 había pasado a ser un improvisado centro comercial con tiendas como Calzados Ciro, Molko y la Casa Eléctrica, ocupando Mac Gregor el fondo del lugar. La desocupación de la Plaza Baralt y los nuevos tiempos acabaron con la vieja costumbre de darse cita allí y aunque comercialmente ha seguido siendo casa de algunos vendedores ya solo es parte dela historia local. Recientemente han decidido restaurar la zona y entre las edificaciones se encuentra esta.  

El paseo Ciencias

Esta fue una de las obras con menos sentido de las construidas en la ciudad, representando algo como la justificación por haber derribado la mayor parte de El Saladillo en 1970. Construido en el centro de la ciudad tenía forma de rectángulo y comenzaba en la avenida 5 (Urdaneta) hasta la 12 (Padre Añez) situada en la Basílica y entre las calles Venezuela y Ciencias, por esta última tomó el nombre aunque su nombre oficial fue Paseo 28 de Enero. Recorriendo parte de las antiguas calles Colón, Vargas, Páez, Miranda, El Milagro  y Campo Elías. Tal como su nombre lo indica el mismo fue creado para que los habitantes tuvieran un espacio abierto donde caminar.  Inició su construcción en 1970, se culminó en 1973 y se inauguró el 23 de julio de ese año. En el mismo con la idea de recreación visual de los transeúntes se colocaron esculturas y estructuras de artistas como Jesús Soto y su arte cinético llamado Progresivas Plásticas, Homenaje a Virgen de Chiquinquirá de Lía Bermúdez,  Los gaiteros de Víctor Valera, Transposición de Pedro Vargas, además de la réplica de La Victoria de Samotracia y El Reloj de Sol; todas desaparecidas después del posterior abandono del mismo por falta de mantenimiento de sus áreas.  Estuvo conformado por tres plazas, la primera comenzaba frente al teatro Baralt y culminaba en el fondo de la Iglesia de Santa Bárbara, la segunda rodeaba esta y la tercera iba desde el frente de la misma hasta el frente de la Basílica. Todas con revestimiento cerámico, zonas verdes y bancos para descansar o simplemente sentarse.  Dado que el centro de la ciudad se transformó en un lugar de paso tras la destrucción de las viviendas, no solo en El Saladillo sino también a sus alrededores, las visitas al mismo siempre fueron limitadas a compradores y vendedores del sector, algunos turistas y en eventos especiales como la Feria de La Chinita, que durante varios años se efectuó en ese sector. En la tercera plaza del mismo en el 2004 se construyó La Plaza de la Aparición y actualmente hay proyectos del CRU para rescatar el resto.  

lunes, 4 de enero de 2016

Guequito

Esta palabra que se escribe con h pero que por razones de nuestro dialecto se pronuncia con g es de uso común desde hace mucho tiempo y nada tiene que ver con el diminutivo de gueco o hueco, que es un espacio abierto o vacío en algún lugar. La usan los consumidores de licor para señalar los sitios pequeños, generalmente clandestinos, donde se expenden estos y en ocasiones también se juega, tienen la virtud de hacerlo en días y horas no laborales. El resto de la colectividad también lo usa para señalar negocios con clientela muy reducida o situados en lugares pocos accesibles. “El domingo vamos pal guequito de Ramón a jugar dominó”

Misterioso

Esta palabra aunque suene como algo que tiene relación al misterio y en general es así, pero también la usamos en nuestro dialecto para endilgársela a las personas que suelen ser muy reservados, poco expresivos y que no son dados a contar sus experiencias personales o acciones realizadas a los demás, en resumen que es introvertida. Nada tiene que ver con que esta persona pertenezca  alguna secta  ocultista o algo similar. Todavía es común escucharla. “El misterioso de tu hermano como que tiene una novia en Cabimas”

domingo, 3 de enero de 2016

Mamoná

Entre las frutas más comunes en la ciudad y región está el mamón, razón por la cual su consumo es cotidiano y en nuestro dialecto el nombre de este se usa para varias cosas, sin embargo  indicamos puntualmente con esta palabra el guarapo hecho con ella, algo sencillo y que era parte de nuestras bebidas predilectas por lo fácil de preparar. En un recipiente se echan los mamones pelados y se deja por varios días para que la fruta vaya dejando su jugo en ella, algunos lo colocan a temperatura ambiente, otros lo meten en la nevera. En el tiempo deseado se le echa azúcar al gusto, se bate enérgicamente con una cuchara o paleta para que se desprenda parte de la carne de la fruta y se toma. Se acostumbraba echarle agua de nuevo y dejarlo otros días más y en ocasiones se le agregaba nuevas frutas. En antaño era el refresco preferido para los jóvenes después de algún juego o actividad. Existe una variedad con el mismo nombre en Lara en la cual le quitan la carne a los mamones y al jugo le agregan leche condesada, leche en polvo, vainilla y se licua. “El equipo que pierda pone el azúcar para la mamoná”

viernes, 1 de enero de 2016

Dulce de lechoza con piña

Entre esa gama de dulces venezolanos quizás el de lechoza por ser hecha con una fruta oriunda de America sea uno delos más representativos. El origen del dulce data de la colonia y las forma de prepararlo en todo el país es similar, solo cambiando algunos ingredientes y la forma como es cortada la fruta, sin embargo en nuestra región existe una mezcla algo más autóctona al que se le agregó piña que comenzó siendo utilizada para festividades, especialmente la decembrina y es quizás el más buscado en esas fechas. Este manjar es de fácil preparación por lo que es popular, dependiendo la cantidad que se haga el número de frutas aumenta pero la relación de la combinación es de una lechoza, una piña y un kilo de azúcar. La lechoza debe estar verde y se le quita la concha igual pasa con la piña, ambas se rallan y se coloca la lechoza  a hervir en un recipiente agregándole clavitos y canela, más o menos por media hora, luego se le agrega el azúcar y se deja hirviendo más o menos dos horas para después agregarle la piña y dejarla al fuego una media hora más. Se deja enfriar y en un recipiente se mete en la nevera. Se acostumbra servir solo o acompañado con manjar blanco y es llamado en otros lugares cabelleras de lechoza y piña por el tipo de corte, incluso hay quienes lo confunden con otro dulce que se llama cabello de ángel. Existe una variante a la cual se le agrega coco también rallado. “El postre de mi abuela para el pernil es dulce de lechoza con piña”