domingo, 29 de diciembre de 2019

Estar como gato de negocio


Esta expresión ya es raro escucharla en nuestro dialecto, pero fue común en la zona del centro de la ciudad. Tiene características de reproche y reclamo y con ella se le expresa  a la persona que está de vaga o sin procurar hacer algo, solo comiendo y engordando. Es un símil que compara el hecho que antes era común en las tiendas tener un gato, para espantar a los ratones, pero que generalmente estaba todo el día sin hacer nada y dado la cantidad de estos animales era raro que los roedores se presentaran, razón por la cual engordaban dado du inactividad. “Mijo, estáis como gato de negocio, ya no te cierran los pantalones, ponete a hacer algo”

Tulrunero


Esta palabra ya es raro escucharla en nuestro dialecto, nació y era común en los campos petroleros donde se le endosaba el término a la persona que llevaba el control de las herramientas e instrumentos que se le entregaban al personal. Es un neologismo nacido por homofonía de la palabra inglesa “Tools room” que significa cuarto de herramientas. Su uso se extendió a otras regiones del país y se hizo  muy popular siendo  finalmente sustituido en nuestra región por el de depositario y en otras por almacenero. “Mi abuelo comenzó trabajando del tulrunero en la Shell”

martes, 24 de diciembre de 2019

Sois más embustero que un flus marrón


Esta expresión de disgusto o reclamo ya es raro escucharla en nuestro dialecto, aunque fue común en otras épocas.  Tal como la misma lo indica se le profería a las personas que recurrentemente decían algo pero no lo hacían o decían haber hecho alguna acción que no era cierta. Se tomaba como referencia y comparación esta pieza masculina del color especifico ya que popularmente se comentaba y aseguraba que este tono ocultaba el sucio que podía tener la pieza ya que este se mimetizaba con el color, por lo que podía ser usado continuamente sin llevarlo a la tintorería, único lugar donde se lavaba al seco, condición indispensable para este tipo de ropa. La equis (X) es de rara pronunciación en el dialecto por lo que es sustituida por la ese (s). La expresión es autóctona. “Ese novio tuyo es más embustero que un flus marrón”

Machalengo


Esta palabra ya es raro escucharla y su uso común estaba limitado al modismo perijanero, de modo que en ciudades como Villa del Rosario se les endilgaba con esta a los amantes masculinos. Llegó procedente de España como un eufemismo del miembro masculino, aunque en muy raras ocasiones se usó en nuestro dialecto de esta manera, pero si como apodo en otras zonas del Estado, entre ellas la capital. Algunos lo consideran un canarismo pero no aparece como tal en el diccionario de la Academia de esa lengua y tampoco en el de la Real Academia Española, por lo que se hace difícil conseguirle otro significado, razón por la cual debe considerarse como autónoma, ya que su connotación no está ligada a la traída por los conquistadores. “Mayra tenía un machalengo italiano”

Malojo


Esta palabra nada tiene que ver con el mal de ojos o algo relacionado con el órgano de la vista, se usa en la parte campesina del Estado donde la siembra del maíz es frecuente, definiéndose de esta manera a la planta de este cereal a la que se le ha quitado ya la mazorca. Es usada frecuentemente como alimento del ganado bovino y equino. El término es asimilado ya que es usado en todo el país y se considera un venezolanismo aunque el diccionario de la Real Academia lo registra como derivado de maloja, un cubanismo que señala a la planta del maíz que solo sirve para pasto de las caballerías. Su uso sigue siendo frecuente en la zona de Caja Seca y alrededores. “Ya sacamos e maíz ahora vamos a limpiar el terreno del malojo”

viernes, 13 de diciembre de 2019

Coticero (a)


Esta palabra es de cierta forma popular en nuestro dialecto y es de mediana data. La misma se les endosa a las personas que son muy callejeras, o sea que le gusta mucho andar fuera de su casa, ya sea visitando a algún familiar, vecino o echando pata averiguando algo. Deriva del hecho que cotiza se le llama en la ciudad a las que usan los guajiros, que tienen suela de caucho de vehículo y son tejidas y a la analogía que esta etnia acostumbra a realizar grandes trayectos caminando. No es despectivo como algunos sostienen ni peyorativo a la etnia que fabrica y usa este calzado. “Mija he estado tres veces por tu casa buscándote, no seáis tan coticera y hacé oficios”

Boronilla


Esta palabra identifica en nuestro dialecto a una delicia gastronómica de bajo costo y fácil de preparar, por lo que es popular, aunque dado lo parecido muchos confunden con el perico. Existen tres variantes de este alimento que aseguran ser el correcto, el primero es el huevo revuelto fuertemente para que quede en trozos muy pequeños al que se le agrega solo sal,  el segundo el mismo nombrado anteriormente pero agregándole trocitos de cebolla en rama o cebollin y el tercero el más elaborado de todos y también el de preparación más moderna ya que se hace uso de la licuadora para que sus ingredientes queden hechos una salsa. En este caso se usa tomate, cebolla, ají dulce y ajo y se licuan poniéndolos luego a sofreír en aceite y cuando ya el guiso esté listo se le agrega la cantidad de huevos estipulada y se le agrega sal y cilantro picado en trocitos pequeños. Se revuelve para que el huevo se desborone y se sirve acompañado de plátano frito en tajadas o asado, arepa o pan. Es consumido generalmente en el desayuno o la cena. El nombre del plato deriva del hecho que el huevo, a diferencia de la forma que se hace en el perico, se corta en pedacitos muy pequeños. Hay la libertada de agregarle más verduras al guiso.    

Mascalacachimba


Esta palabra es asimilada a nuestro dialecto y su uso es algo limitado. Fue traída por los antillanos caribeños a la región con el significado preciso de ser el adjetivo con el que se identifica al jefe o el que manda, sin embargo en la frontera colombiana, en los territorios que antes pertenecieron a la provincia de Maracaibo existe una variante de la misma sin la h en cachimba, mascalacahimba, con similar significado.  Aunque muchos aseguran la palabra tiene raíces de negros africanos, por el hecho que se hizo famosa en una canción donde nombran esta raza, lo cierto es que tiene raíces incas y nace del hecho que el jefe de la tribu de esa etnia era el único que podía mascar tabaco que llamaban en ese entonces cachimba, razón por lo cual el que masca la cachimba era el jefe. Como cosa extraña fue popularizada en las islas caribeñas, entre ellas Puerto Rico, en una sola palabra y desde allí emigró a la región. También se le endosa el término al que más sabe, sin que este sea necesariamente el jefe. No está registrada en ningún diciconario  “La mujer de Enio es la mascalachimba de la casa” “Jacobo es el mascalachimba de matemáticas en el salón”


Darse aires


Esta expresión si bien es cierto que es asimilada a nuestro dialecto también tiene una connotación que es autóctona del mismo. Originalmente fue traída por los españoles y usada en muchos territorios de América, incluido nuestra provincia, con su significado original que es sinónimo de ostentación o tener una actitud altiva a lo que se suma ínfulas de grandeza o el de presumir ser capaz de hacer algo difícil o tener un oficio o  profesión de envergadura. Sin embargo en nuestra tierra se usa igualmente como sinónimo de parecido, sobre todo entre personas, ya sea por similitud en cuanto al rostro o fisco o por su forma de actuar y esa connotación es exclusiva del dialecto. “Ese carajo se da aires a tu tío”

¿No tenéis más sencillo?


Esta expresión es muy popular en nuestro dialecto y la misma es de mediana data. Con esta se expresa al interlocutor el hecho que lo que pide o pregunta es muy difícil de saber o responder, llegando incluso a ser hasta imposible. Nace la expresión en el entorno de los choferes de tráfico, sobre todo los de carritos por puesto, donde la misma es una queja ante el pago por parte del usuario del pasaje con un billete de alta denominación, emigrando luego al habla popular. Por ejemplo ante una pregunta de casi imposible respuesta como “¿Quién fue el primer chofer de los carrito de El Milagro” el interrogado responde ante el desconocimiento de esta “¿No tenéis mas sencillo? .

lunes, 9 de diciembre de 2019

Ensartañejo


Esta palabra ya es raro escucharla en nuestro dialecto, aunque el objeto que se señala con ella sigue siendo común. La misma se le endosa al enhebrador que viene generalmente en los paquetes de aguja y que, como su nombre lo dice, sirven para ensartar el hilo en ellas. Posiblemente fue traído por los mercaderes ingleses, ya que es un invento oriundo de esos lares desde la época victoriana, razón por la cual, en los de la época,  la figura de la reina se encontraba en la parte metálica del mismo, aunque hay quienes sostienen que es anterior a ese periodo. Su nombre original es Threader. El nombre usado en nuestro dialecto es herencia de los inmigrantes margariteños que trabajaban con las compañías petroleras, por lo que era muy usual en la Costa Oriental mientras que en la occidental también se le llamaba ensartador.  “Después de cincuenta años es que me doy cuenta para qué carajo sirve el ensartañejo”

Peinador


Esta palabra tiene varios significados en el diccionario y los mismos han sido diferentes a través de los tiempos. Es una palabra asimilada, traída en un principio por los españoles en el siglo 19 y usada en nuestro dialecto para señalar lo mismo. Una prenda de lencería femenina que se usaba sobre el camisón o la ropa interior. En ocasiones para maquillarse o peinarse, sin embargo también servía de bata para recibir amistades femeninas. Era ligera y amplia, hecha generalmente de algodón  y adornada. Al ser una prenda usada generalmente por damas de clase alta su uso no fue tan popular y terminó siendo sustituido en nuestro lar por las bartolas o batas, que tenían una función más amplia, por lo que el término pasó a señalar otras cosas como por ejemplo al que peina, al mueble donde se guarda ropa íntima y maquillaje y sirve para la última función y más recientemente a la prenda que se usa en salones de belleza y barberías para proteger la ropa de quien se corta el pelo o peina. “Mi abuela usaba unos peinadores preciosos” “Arelis es muy buena peinadora” “Me compré un juego de cuarto con peinador” “No me gusta ir para que Rosita a peinarme porque no le pone a uno peinador y se llena el vestido de pelos”