Esta palabra ya no se escucha en nuestro dialecto, fue traída por los marinos gallegos para quienes significa atar el ancla a la cuerda que la sujeta con un nudo específico, pero en nuestra provincia tomó una connotación similar pero no relacionada al mundo náutico y se llamó de esa manera el amarre poco apretado que se le hacía a algo con una cuerda, sobre todo a los enjalme que se les ponía a los burros para no lastimarlos. “Porfirio atalingó la puerta del cuarto de los checheres que se habia roto y con el viento de anoche se cayó”
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