Esta es
una palabra que todavía tiene uso común en nuestro dilecto, aunque no sea tan
recurrente. Con la misma señalamos por un lado las indirectas que se dan a
alguien, por el otro el daño moral infringido a terceros consecuencia de algún brollo. También se le
llama así la acción de meter la pata al
hablar. Deriva del hecho de comparar la dolencia que recibe alguien que se le
pega o da con una escardilla, instrumento de agricultura que se usa para desbrozar
la maleza o los efectos en el suelo de esto. “Rosibel le mandó tres
escardillazos a Iris mientras comíamos” “Los
escardillazos de Ulises hicieron botar a Amilcar”
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