Este es otro de los lugares cuya fama se
mantuvo por mucho tiempo y que resume la historia de los cambios producidos en
la ciudad y la Plaza Baralt. El terreno donde se levantó fue comprado por
Alfredo Cook en 1898, en el mismo había una casa de bahareque y techo de bijao,
y no es hasta 1918 cuando su sobrino, el arquitecto Rafael Seijas, construye el
edificio de dos plantas de estilo caribeño, que aún se encuentra ubicado en los
cruces de la avenida 6 Colón con calle 97 Bolívar. Seijas se había graduado en
1905 de Ing. en la Facultad de Cs Exactas de la UCV, y había hecho una especialización
en Arquitectura en Bellas Artes de París en 1907 y era heredero del lugar. Al
llegar las petroleras en el primer piso estuvieron las oficinas de la Standard
Oil Co, luego de la Creole Petroleun Co y posteriormente del First National
City Bank, y en la planta baja un club que entre sus servicios prestado estaba
Fuente de Soda, Restaurant, Salón de Té, Artículos para caballeros y diversas
novedades, siendo el lugar de reunión de quienes vivían en las colonias
extranjeras de la ciudad y de las personas nativas que tenían holgada posición
económica. Harry Middlenton de origen norteamericano era quien lo regentaba y
se asegura que en este lugar fue que llegó por primera vez el Toddy y el Cork
Flakes a la ciudad, el mismo era consumido por los extranjeros en los frentes
del local, en mesas colocadas en un
lugar techado por toldos que en aquel momento llamaban pérgola. Estos productos eran llamados por algunos
nativos, “agua de tierra” y “hojitas de acacia”. También el lugar fue sitio de
reunión de la peña del Centro Ajedrecistico Maracaibo. Al marcharse los gringos
continuó el establecimiento prestando sus servicios bajo la dirección de
Enrique Guisandes, hasta que finalmente fue cerrado, siendo después alquilado
para otros negocios, entre ellos la tienda para caballeros Dorsay, pero manteniéndose la propiedad a la Sucesión
Seijas Cook. Junto al resto del sector fue declarado “Zona de interés
turístico” en 2013.Actualmente funciona en el mismo la Farmacia “El convento”
miércoles, 25 de marzo de 2020
Huevo frito con agua
Esta palabra señala en nuestro dialecto
a un alimento y técnica sencilla, usada con frecuencia en las parcelas donde
hacen vida y cosechan frutas y alimentos personas de la etnia guajira, aunque
no es exclusivo de ellos el método ni fueron los que lo inventaron. Lo cierto
del caso es que se sustituye el aceite por agua para freír el huevo. Para eso
se coloca al fuego el sartén, la paila o el utensilio donde se va a cocinar
este y se le echa un poquito de agua, cuando esta esté en estado de ebullición,
o sea hirviendo, se rompe el huevo y se le echa agregándole sal al gusto., El
resultado final es un huevo frito con otra textura y sabor.
Cuando no es una verga es otra
Esta expresión considerada por muchos
malsonante u obscena, es popular en nuestro dialecto y nada tiene que ver con el
miembro masculino como esgrimen quienes la consideran vulgar, negándose a entender que la palabra verga se usa en
nuestra forma de hablar como comodín, sustituyendo cualquier otra. La expresión refleja una contrariedad o
queja, ya que con ella se expone la repetición de hechos negativos que suceden consecutivamente
y en ocasiones sobrepasan nuestra capacidad de respuesta para solucionarlos. Estos pueden ser de orden sentimental, económico,
circunstancial o cualquiera en general. Es el derivado autóctono de “Cuando no es una
cosa es la otra” de procedencia española. “Cuando no es una verga es otra que
me pasa y no puedo viajar"
martes, 17 de marzo de 2020
Levantón
Esta palabra identifica en nuestro
dialecto a una bebida energética o batido, inventado por Antonio Piñeiro a
finales de los años cincuenta y principios de los 60, en Cabimas. El mismo se
preparaba echando en una licuadora, hielo, jugo de naranja, uno o dos ojos de toros e igual cantidad de
huevos de gallina, de acuerdo al gusto del cliente, un chorro de vino Sansón y un
toque de canela en polvo. Estos ingredientes se licuaban y terminaban
produciendo una bebida que dado el alto grado de vitaminas que poseía a muchos
les producía mareos. De ese alto
contenido proteico viene el nombre que su creador le dio, ya que según la mayoría
levantaba hasta los muertos. Esta bebida se comercializaba en el Paseo
Sorocaima y competía sanamente con otras famosas en ese entonces que eran las
Vitaminas de Cleto y la Chicha de Vicuña. Posteriormente tras la demolición del
Sorocaima, fueron mudados al Centro Cívico. Tras la muerte de su creador los
hijos continuaron preparándolos pero por asuntos personales dejaron de hacerlo.
Sin embargo todavía queda el recuerdo de la bebida en los trabajadores
petroleros de entonces y los habitantes que pudieron disfrutarla. “Un día me tomé amanecío un Levantón a que
Piñeiro y se me bajaron los breker”
miércoles, 11 de marzo de 2020
Cortitis
Esta palabra, a pesar que en un tiempo
fue muy popular en nuestro dialecto, ya es raro escucharla. La misma identifica
a una extraña enfermedad que ataca a cualquiera y cuyos síntomas es andar con
poco dinero o carecer de este. Proviene del hecho que en nuestra habla popular
la palabra corto no solo hace referencia a que un objeto sea pequeño sino que también
engloba en ella hechos y situaciones. “Ando con una cortitis extrema”
lunes, 2 de marzo de 2020
Mirando pa San Felipe
Esta expresión, muy popular, es de vieja
data en nuestro dialecto, nada tiene que ver con la ciudad del mismo nombre
sino con el Templo de San Felipe Nery situado en el Saladillo. Existen varias
versiones acerca del origen de la misma, unas dicen que la gente miraba para el
templo para orar ante alguna necesidad, otros que quedar mirando es sinónimo de
quedar sin nada y la más vieja habla que la misma nació en el Saladillo de
comienzos del siglo XX cuando una dama que vivía frente al templo y que llevaba
por nombre Elvira de Jesús García fue dejada plantada, vestida de novia, por su
novio y la misma pasó gran parte de su vida, que duró más de cien años, mirando al templo a través de su ventana.
Según parece la frase inicial era “Te quedasteis como Elvira, mirando pa San Felipe”
como sinónimo de quedar sin nada, pero con el tiempo el nombre de la dama
desapareció. Sin embargo todas parecen estar erradas ya que José Domingo
Medrano la menciona en sus “Apuntaciones para la crítica del lenguaje
Maracaibero” que fue impreso a finales del siglo 19, por lo que de ser cierta
la historia de la dama esta debió vivir en el siglo 19 o antes. Igualmente hay variantes como “dejar mirando”
que significa dejar embarcado o sin ninguna propiedad, objeto o dinero. “Me
quede mirando pa San Felipe por confiao”“Me dejaste mirando pa San Felipe”
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