Esta expresión sigue escuchándose en nuestro dialecto,
aunque ya no tan recurrentemente. La misma es una negación rotunda a realizar
algo propuesto y al hecho de no existir formas o precio con el cual se pueda
sobornar o convencer. Deriva del hecho que hasta 1912 circularon monedas de oro
en el país, la última con valor de 20 bolivares que rea llamada bolívar de oro
y al hecho que las cosas hechas en este material tienen más valor. “Ni que me paguéis
moneitas de oro te acompaño para que tu suegra”
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