Este es
uno de los pocos lugares de la ciudad con el cual se tiene contacto directo con
la naturaleza y donde la comercialización no ha podido germinar. Sobre más de
una centena de hectáreas ubicadas en la zona suroeste de la ciudad colindando
con la base aérea Rafael Urdaneta y el aeropuerto, en lo que ahora se llama el sector
de los dulces, el Dr. Leandro Aristigueta con la colaboración del paisajista brasileño Roberto
Burle Marx, fundó a principios de los 80 este bosque tropical que serviría en
un futuro de pulmón y la vez de
entretenimiento para la familia. Para eso se dispuso de un área de entretenimiento,
juegos, paseos, mirador y una zona de esparcimiento para que las personas disfrutaran
del ambiente campestre y los jardines naturales. Destaca entre ellos una obra
del brasileño llamada “El castillito” espacio helicoidal de usos múltiples, la laguna de los
lotos, las caminerías, el anfiteatro y muchas más que convirtieron el lugar en
un espacio donde se combinaban lo botánico, científico y artístico. Estuvo
abierto al público hasta 1999, entrando en una etapa de deterioro de los espacios
fabricados para la interacción humana y aunque siguió siendo visitado por
instituciones y preservado los miles de árboles y especies silvestres animales,
su futuro era incierto. Fue reabierto tras una etapa de rehabilitación de una pequeña
área de 20 hectáreas en 2013 con la
participación de varias organizaciones cono Gobernación, Ivic, voluntariado
universitario y empresas privadas, dando el nombre de su fundador al mismo y manteniéndose
en la actualidad como una opción diferente y familiar para visitantes y
habitantes de la ciudad.
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