Nada tiene que ver con tareas esta palabra que es tan
común en nuestro dialecto para señalar la acción de fastidiar, molestar o
importunar una persona a otra. Deriva del hecho que llamamos tara a ese tipo de
persona, como una comparación a los insectos alados que después de llover se
pegan a las luces. “Dejá de tariar porque te voy a espernancar un trancazo”
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