Ubicada
en el sector de El Empedrao, a orillas del lago en lo que hoy es la avenida El
Milagro, este comenzó siendo un lugar de pescadores y con el tiempo se
transformó en una playa popular donde las familias iban a bañarse y compartir.
No tenía nombre y el mismo surge según nos relata el ciudadano Nerio León,
motivado a que Pedro Guanipa Criollo, viendo el flujo de personas que visitaban
el lugar puso un tráiler allí donde vendía agua de coco, empanadas, mondongos y
otras cosas y le puso el nombre de su
distribuidora de discos que era Preludios. Sin embargo el lugar fue famoso
porque en ella se ahogaron muchas personas que imprudentemente confiados en sus
habilidades se internaban lejos de la
orilla y eran atrapados por los remolinos que allí se hacían, a consecuencia de
los continuos dragados que se hicieron en el sector desde mediados de los años
20 cuando Pérez Soto los inició para que pudieran atracar en la granzonera situada a unos 400
metros las gabarras que traían piedras desde Isla de Toas. Sin embargo hasta
mediados de los 60 y un poco más fue un lugar pintoresco de reunión familiar
donde también otros comerciantes colocaron sus sitios para vender, entre ellos
un restaurant. En las madrugadas los pescadores lo tomaban como lugar para
ofrecer sus productos al público. Lo que no lograron los dragados y accidentes
lo hizo el petróleo, quien contaminó el sector e hizo prohibir a las personas
bañarse en el lugar. Sin embargo uno que otro osado lo siguió haciendo, con la
pena de salir manchado de petróleo. Finalmente
la ampliación del puerto terminó por desaparecerla y pocos la recuerdan, pero junto las de la Coca Cola y la Pepsi Cola situada la primera donde hoy está
la Biblioteca Maria calcaño y la segunda al fondo de la Bomba La Calzada, hoy
Vereda del Lago y la de la plaza del buen maestro fueron las ultimas playas de
la ciudad. Estuvo cerca de la Plaza Ana María Campos en la calle 89, al lado de
donde hoy está el liceo Octavio Hernandez.
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