sábado, 4 de enero de 2020

Carne de monte


Este término ya es raro escucharlo en nuestro dialecto, aunque hace algunos años era muy común. Con el mismo se señalaba la carne de cualquier animal que viviera en estado silvestre y no estaba autorizada su venta en carnicerías, por lo tanto el cazador o algún intermediario la ofrecía de puerta en puerta o por encargo en las viviendas de la ciudad. Allí entraban diversas especies como venado, lapa, cachicamo, perdices, babillas, guiris o patos silvestres  y chiguires, entre otros. Incluso la iguana, muy común en zonas como La Cañada era considerada de este tipo por muchos. El crecimiento de la ciudad y la aplicación de leyes más estrictas contra este comercio logró casi erradicarlo y posteriormente los costos terminó por desaparecerlo o limitarlo a familias con alto poder adquisitivo. En esa época también muchos criaban icoteas y las consumían o vendían, pero estas no eran ofrecidas dentro del renglón citado. “Tengo años que no como carne de monte”


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