Esta palabra es de uso común en nuestro
dialecto en la zona de Cabimas y alrededores y la misma señala a una exquisitez
pastelera que comercializan en las panaderías. Tiene raíces machengas y se usa para hacerlo
masa de hojaldre que se corta en láminas pequeñas rectangulares de un tamaño
aproximado de 10 centímetros por 6 de ancho, se mete al horno previamente
calentado a unos 220 gados centímetros por 7 minutos y se dejan enfriar. Luego se rellena una capa con crema pastelera,
reservada en la nevera y ya fría y se le coloca una encima fabricando un sándwich.
Seguidamente se espolvorean con azúcar glaseada o nevazucar. Hay muchas maneras
de hacer la crema pastelera, una muy sencilla es verter en un recipiente yemas
de huevo, ir echándole azúcar e ir removiendo, luego se le agrega la leche que
previamente se ha cocinado sin dejar hervir y se le ha agregado maicena y
vainilla, hasta que se haga una mezcla homogénea. Ponemos a fuego lento y
seguimos revolviendo hasta que alcance la textura deseada. Luego la ponemos a
enfriar y la metemos en la nevera. El nombre de este dulce viene dado a que uno
de los lados al rellenar queda más lleno y asemeja como si tuviera la boca
abierta. En España le llaman Miguelitos o Pasteles de hojaldre. Se diferencia de las milhojas por el hecho que
el grosor de las capas de masa de hojaldre es mayor. Son de elaboración
minuciosa y no son económicos. “Regaláme un boca abierta que estoy cumpliendo
años”
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