Este es uno de los
lugares más representativo de la ciudad de hoy, desde donde los limites de esta
se extienden al oeste y la demografía crece a pasos acelerados. En el siglo
XIX,a mediados de este aproximadamente,
este sector y sus alrededores conformaban las tierras del Hato Viejo,
propiedad de la familia Molina. Este fue vendido y parcelado y con el correr
del tiempo mientras la ciudad se acercaba allí, el señor Eladio Molina,
heredero de los originales propietarios y quien poseía aun una parte de esta
extensión de terreno, construyó en el cruce de la vía hacia el lejano pueblo de
La Concepción un negocio informal de venta de animales de cacería, un tarantín
que era muy visitado y que por largos años ofreció una atención de primera a
sus compradores. Un negocio familiar donde estuvo también su esposa e hijos.
Este se hizo de gran prestigio y el lugar se fue poblando de vendedores de
diferentes rubros pero la voz popular le bautizó con el apellido del precursor
de esto. Ahora este sitio que marca el final de la avenida La Limpia está lleno
de negocios y es un gran bazar al aire libre, además en las extensiones del
hato existen decenas de comunidades. Nunca imaginó quien le dio el nombre al
lugar que los buhoneros y vendedores ambulantes a los que siempre alejó de los
alrededores de su negocio y propiedad terminarían invadiéndolo todo y que la
memoria urbana lo perpetuaría.
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