Entre
esos lugares tradicionales de la Maracaibo moderna sin dudas el más
representativo para los jóvenes y artistas es este cuya fachada de barriles de madera empotrados en la
pared, es señal que el lugar mantiene su encanto de medio siglo. Lleva el
nombre del apodo de su dueño Francisco Perea Martí que con solo 23 años, en
1956 llegó de Andalucía residenciándose en la ciudad, y trabajando en
diferentes lugares para ganarse la vida, entre ellos el Mara Bar del hotel del
lago, la fuente de soda donde llegaban las navecas en Cabimas, el escondite en
la Coromoto, hasta comprar la taberna Le
Petit Bar y posteriormente en octubre de 1968 abrir este local que es tasca bar,
restaurant y discoteca, decorado de acuerdo
su inspiración con cuadros en semiluna con retratos de toreros y
pinturas dramatizadas de su pueblo natal, dado que su afición es la fiesta
brava. Todo un modernista para quien el lugar ha sido su casa y razón de vida, tanto
que dos de las tres comidas por años las ha realizado allí, razón por la cual la
atención y gastronomía en el lugar tienen ese encanto hogareño. Por el lugar
han pasado personalidades en todas las áreas del quehacer humano, artistas de
todo tipo pero lo más representativo es que ha sido espacio para jóvenes que se
han iniciado en la carrera y alcanzado muchos de ellos renombre internacional
como Ricardo Montaner, Karolina o Roberto Antonio. Ubicada en la avenida Bella
Vista entre las calles 70 y 71, es un lugar ideal para la sana distracción y la
buena mesa, que aunque su especialidad es la comida española también existen
otras opciones.
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