Esta es una palabra de uso coloquial en nuestro dialecto y pueden considerase
autóctonas sus varias connotaciones diferentes y de situaciones dispares, se le
endilga a una persona tonta o de cierta
forma ingenua, pero también se usa para señalar un estado de borrachera o
cansancio extenuante, igualmente como adverbio de cantidad y hasta como forma
de señalar que algo ha sufrido destrozos o daños extremos. Fue traída por los
andaluces que lo escribían con c en lugar de s como lo hacemos nosotros. “Anoche
llegué echo resebillo” “Quedé echo resebillo de echar el piso” “Mirta compró un
resebillo de uvas” “Carmen chocó el carro y quedó echo resebillo”
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