Esta palabra ya poco se escucha en nuestro dialecto en la ciudad, aunque
sigue siendo común en el sur del lago. La trajeron los españoles quienes ya
tampoco la usan o lo hacen muy raramente y curiosamente no está registrada en
el Diccionario de la Real Academia. Con la misma se señala el lugar donde se
colocaban las hamacas o donde se duerme. Con el tiempo y hasta hace poco a las
habitaciones destinadas para este fin, que hoy se llaman cuartos también se les
endosaba este nombre, que sin dudas es derivado de la acción de dormir.
Igualmente se le llama así a los objetos usados o muebles para dormir, como cama,
colchón, hamaca, etc. “Andá a arreglar
la durmienda” “La casa del hato tiene ocho durmiendas”
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