Es una palabra que ya poco se usa y que tiene su raíz en el hecho de regalar venados después de la cacería a alguien como pago a alguna ayuda. Por eso cuando alguien hacía un favor o mandado y recibía la recompensa, que podía ser el dinero que sobraba u otra cosa, se le decía le quedó la vená. “Compráme una lata de manteca y te quedais con la vená”
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