Con esta palabra se conoce en nuestro dialecto a un cosmético muy popular usado por las mujeres hace unas décadas atrás, el mismo era un polvo fino que se colocaba en el rostro y era vendido en las boticas de entonces o era preparado caseramente. Su nombre deriva del hecho que el mismo era hecho usando cáscara de huevo disecada, sin la membrana interna, pulverizada, se le podía agregar la llamada agua mágica especialmente preparada en los expendios de medicinas, que tenía diversos poderes, tanto para sanación, como para sus solicitudes espirituales o rituales, bendiciones, limpiezas áuricas; esto era el polvo para el cuidado de la piel. “Mi abuela no salía de la casa si no se echaba cascarilla”
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