Esta expresión era muy popular en nuestro dialecto en el ámbito
de los vendedores de café y cigarrillo al detal en la ciudad, que eran bastante
y muy populares. Era una forma jocosa de quejarse por no recibir inmediatamente
un servicio obligatorio cuando se compraba un cigarrillo y se quería fumar
inmediatamente. Como esos códigos natuarles que se acostumbran en ciertos niveles,
el vendedor debía darle junto al producto una caja de fósforos para que el
consumidor pudiera encenderlo. Deriva la expresión del campo automotriz donde
para encender un carro con el arranque malo había que empujarlo. Es autóctona,
de vieja data y se aplicaba también a los tabacos, incluso emigró en el ámbito de
amigos cuando alguno brindaba un cigarrillo a otro, ya se escucha muy poco. “Mijo, ¿y este prende
empujao? ¿Este tabaco prende empujao? Porque yo no tengo fodforos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario