Esta expresión fue común en la ciudad de Lagunillas entre trasnochadores y jóvenes, en plena época de auge en la ciudad donde los puesto de comida, sobre todo nocturnos, fueron multiplicándose, e incluso en la calle fronteriza entre Rancho Grande y Puerto Nuevo, se transformó en una llamada calla del hambre, donde los puestos de comida rápida amanecían ofreciendo variadas opciones para el paladar de la población. Con esta expresión no se señalaba algún plato en especial sino que se expresaba el hecho que en algún negocio había múltiples opciones para escoger. Se trasladó al habla cotidiano no solo refiriéndose a comida sino a los negocios en general. “A que el Pink Floyd venden hasta concha e platano rellena”
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