Esta
palabra en nuestro dialecto tiene dos connotaciones traídas en distintas épocas
por canarios y españoles peninsulares y aunque actualmente todavía se usan
ambas es mucho más común la primera. Señalamos con la misma a una persona
maleducada, de cierta forma antisocial y de acciones nada loables, tiene sentido
despectivo. La segunda connotación es para señalar a un látigo hecho con el
pene del toro, que se corta, seca y retuerce y que se llamó en nuestros lares verga
e’toro y era usado para golpear indios y esclavos. Esta última definición es la
que aparece en el Diccionario de la real academia, mientras que la que usamos más frecuentemente no está. “Decíle
al vergajo de tu hermano que le lleve lo que le prometió a mi tía”
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