Esta palabra en nuestro dialecto
además de señalar a quien vende o hace morcillas se usaba para nombrar a una
dolencia en el cuello o a un malestar general producido por diversas causas, el
mismo puede producir perdida momentánea del movimiento e insensibilidad. El
terminó proviene de las peleas de gallo donde se le llama de esa manera a un
golpe dado con el espolón en el cuello del contrincante que provoca una herida
y ahogamiento. Emigró al habla coloquial y ya se escucha muy poco con esta connotación.
Es de vieja data y es parte de esas dolencias extrañas que siguen sin tener
explicación. “Anoche de repente no podía moverme por una morcillera que me dio”
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