viernes, 7 de abril de 2017

El Acropolis

Entre esos lugares que nacieron producto del boom petrolero este quizás es el más famoso ya que su función inicial era proveer de diversión y placeres sexuales a los gringos y extranjeros que trabajan en las empresas petroleras. Ubicado en los Haticos por arriba en el cerro la Cruz, con un fachada de elementos Art Deco y Art Noveu, su interior estaba recubierto de alfombras, tenía un bar en forma angular con capacidad de 30 personas, muebles estilo Luis XVI, sillas de Viena, un Tocadiscos Phillips con capacidad para colocar discos de acetato de 78 y 33 rpm. Además tenía 8 habitaciones con camas, baños, servicio de barman y aire acondicionado para disfrute de los visitantes. El personal femenino que trabajaba allí eran extranjeras, generalmente europeas, con portes físicos llamativos que hablaban poco español, las cuales se vestían elegantemente con vaporosos vestidos y se perfumaban y maquillaban resaltando su atractivo. Fue un sitio en principio elitesco  que operaban a través del sistema de citas y se aceptaba un número no mayor de 20 personas. Cuando fue eliminada esta forma igualmente fue solo visitado, dado lo alto del costo de sus servicios, por personas de holgada posición económica, de tal manera que diplomáticos, comerciantes, artistas,  profesionales y altos empelados petroleros fueron sus clientes. En los años 50, en la dictadura de Pérez Jiménez era el sitio preferido del “Negro” Sanz y los esbirros de la Seguridad Nacional por lo que se señaló de lugar en el cual se sapeaba a los disidentes, razón por la cual al caer esta el sitio cerró. Sin embargo por muchos años fue un sitio referencial en la memoria colectiva.

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