Esta palabra proviene del entorno lúdico y en el mismo
era usada hace algunos años en nuestro dialecto. Nada tiene que ver con huesos.
Se le llamaba en el juego de jugar el mecate o saltar la cuerda a la acción de
darle más duro o sea rápido a la misma de manera que la exigencia del jugador
era mucho mayor y las posibilidades que perdiera por no poder saltar a tanta
velocidad eran inminentes, de manera que a cierto número de saltos regulares se
implementaba esta acción con el fin que hubiera tiempo para que todos saltaran.
El nombre se debe a que la cuerda pegaba generalmente al final del hueso de la
tibia o en el tobillo. Ya es raro escucharla. “No le vais a dar huesito todavía, esperá que lleve
veinte”
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