sábado, 12 de diciembre de 2015

Teatro Baralt

Este es el sitio cultural más emblemático de la ciudad, su historia centenaria está llena de matices y hechos. De 1811 data el primer intento infructuoso de construir un lugar  para estas artes y es José Domingo Russ quien lleva la propuesta y no es hasta 1840 cuando Miguel Antonio Baralt crea un espacio en el solar de su casa para estas lides. Sin embargo es el general Rafael Parra quien ordena la construcción del Teatro mencionado en 1877, siendo Manuel Obando un ingeniero cubano el que lo fabrica e inaugura el 24 de julio de 1833, centenario del Libertador, presentando zarzuelas. Su fachada constaba de un pórtico formado por cuatro columnas toscanas y una terraza protegida con barandas de hierro, al estilo arábigo. Era un espacio de 44 metros de largo, 21 de ancho y 10 de altura, con capacidad máxima de 400 personas, que presenciaron la primera película proyectada en el país el 11 de julio de 1896. Fue demolido en 1928 por orden del general Vicente Pérez Soto y construido en su lugar el actual, una obra arquitectónica diseñada por el belga León Jerome Höet, que se inauguró el 11 de diciembre de 1932, con un aforo para 1000 personas. Este posee un estilo neoclásico con tres niveles de balcones, una platea inclinada, un sótano, un edificio adyacente para camerinos y baños y un escenario alto. Su decoración interior estuvo a cargo del pintor zuliano Antonio Angulo, destacando el cielo raso o plafond de 540 metros cuadrados que conformó la techada del Teatro y el retrato del escritor Rafael María Baralt, colocado sobre la boca de escenario. Situado en la esquina de la Av. 5 ante Venezuela con la calle 95 fue lugar donde se presentaron grandes artistas nacionales e internacionales, entre ellos Teresa Carreño, “Cantinflas” el Ballet Bolshoi y Carlos Gardel el año de su muerte. En 1955 pasa su administración a la Universidad del Zulia y en 1981 es declarado Monumento Nacional de Venezuela, siendo intervenido en 1986 ante su deplorable estado y cerrado al público para su recuperación ya que se había transformado en albergue de muchos animales e indigentes, labor que realiza un equipo encabezado por el arquitecto Paolo D´Onghia.  En 1995 Mindur firma un convenio con el Centro Rafael Urdaneta transfiriéndole recursos y coordinación de los trabajos. En 1998 bajo la tutela de la fundación Teatro Baralt reabre las puertas al público destacándose entre las nuevas obras el piso de la Sala Baja Sergio Antillano, realizado por el artista plástico Francisco “Paco” Hung, conservando las bases originales del primer teatro y los vitrales “El Día y la noche” colocados en el edificio administrativo diseñados por el artista Francisco Bellorín y pintados por su esposa Mary. Es un lugar de visita obligada para los turistas.

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