Esta palabra ya poco se escucha en nuestro dialecto, nada tiene que ver con mascar ni se encuentra en el diccionario de la Real Academia, aunque por asociación y alegóricamente está ligada en cierta forma al hecho de morder. Con esta palabra se indicaba la acción por medio de la cual a una persona le quedara dinero producto de alguna operación licita o ilicita, o sea al fruto extra de algo que se ha negociado o percibido por algún trabajo, encargo o servicio, razón por la cual también se asocia como parte de un capital. Es un arcaísmo y llegó a nuestro dialecto desde España, donde era parte de la jerga de los antisociales quienes usaban el término para metafóricamente señalar el fruto de alguna fechoría. En nuestro dialecto se apostrofó quizás para diferenciarlo de la palabra común mascada, aunque en muchas ocasiones se usó de la última manera e igualmente se le agregó el que no fuera solo dinero ilícito. “¿De cuanto fue la mascá por hacerle el mandado al portugués?” “Devolveme mi mascá que ya no voy a seguir asociado con vos”
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