Esta
palabra ya no se escucha en nuestro dialecto, no tiene relación con ajar, ni
con risa, mucho menos es un deformación de jalando como algunos han comentado o
de jadeando. Con la misma se señala el padecer una mala situación económica
producto de no poseer entradas de dinero o haber quedado sin trabajo. Es un sinónimo de carraplana palabra que al
final la sustituyó en el habla coloquial aunque compartió en un tiempo el
significado de esta. “Estamos jajando desde que se murió papá”
jueves, 30 de junio de 2016
Mercar
Esta es
una palabra de vieja data en nuestro dialecto que ya no se usa. La trajeron los
españoles y se usó casi en la misma connotación hasta mediados del siglo veinte,
solo que para ellos esta generalizaba el hecho de comprar o adquirir algo por
dinero y no por trueque, mientras que acá se utilizó para indicar el hecho de hacer
mercado, ya que estos eran los proveedores de alimentos en ese entonces.
Posteriormente se usó más generalizadamente en la manera que fue traído, o sea
como sinónimo de comprar pero finalmente fue sustituido por hacer compras. “El
fin de semana me voy a mercar en Santa Rosalía”
Fayaman
Esta
palabra fue muy usada en nuestro dialecto en la época que los barcos a vapor
dominaban las aguas del lago y el mundo, sobre todo por los que se encontraban
en ese medio. Con la misma se señalaba al que se encargaba de atender las
calderas y el fuego en estas embarcaciones, lo que en otras regiones se le
llama fogoneros. Al parecer es la pronunciación por homofonía de la palabra
Fire Man, solo que este se aplica a los bomberos, pero acá se les endilgó a
estos trabajadores marinos. “Fidel consiguió trabajo de fayaman y se va para México
el fin de semana”
Iniquinidades
Esta palabra no es tan común escucharla en nuestro dialecto actualmente. Es una palabra de vieja data traída por los españoles peninsulares con la que señalaban la maldad ejecutada o sentida por alguien. Pero acá tomó otra connotación que aunque está asociada al hecho no es literalmente lo mismo. Conocemos como tal las ofensas o injurias de palabra que alguien profiere, tanto públicamente como de forma velada hacia otra persona. “Todas esas inquinidades que ha dicho Susana de José son para hacerme pelear con mi marido”
Bronquina
Esta
palabra está en desuso tanto en el idioma como en nuestro dialecto pero fue de
uso común hasta comienzos del siglo 20. Con la misma se señalaban las peleas
callejeras que se efectuaban como forma de saldar algún problema o por los
efectos del exceso de bebidas alcohólicas.
Fue traída por los catalanes al continente y adoptada por los peninsulares por
mucho tiempo. Deriva de bronca y aunque podría
parecer un diminutivo de esta no lo es. “En la plazuela se formó una bronquina
arrecha”
Breca
Esta
palabra ya no es escucha en nuestro dialecto, aunque en otros tiempos fue muy
usada. Con la misma se señalaban en un primer momento los zapatos tipo botines,
que eran livianos y de uso frecuente por su comodidad, pero posteriormente se
generalizó en un tiempo para todos los calzados. No he podido conseguir la
relación del nombre con esta palabra por lo que tal vez haya sido una marca que
se popularizó. “Mi abuelo siempre cargaba las brecas bien limpias”
Coco
Esta
palabra que señala al fruto del cocotero, muy común e identificativo en nuestra
región, tiene en nuestro dilecto otros
usos que nada tienen que ver con este, ni poseen relación con su forma o
tamaño. Se le endilga a cierto género de insectos, a personas de fea figura, a
la cabeza, a un ogro que se come o lleva a los niños, a la acción de pensar, a la gente bruta, a la
vulva de la mujer y a los identificativos que llevan los carros que prestan
servicio público, ya sean por puesto o taxis. Es como si el arraigo de esa
fruta tuviera un vínculo con nuestro hablar que es imposible de arrancar. “Bajáme
dos cocos para hacer mojito” “Si no te duermes te lleva el coco” “Voy a echarle
coco a esa multiplicación” “Están regalando cocos con propaganda política a los
taxistas” “Inés se la pasa enseñando el coco con esas falditas tan cortas” “Sois
un coco, no te entra nada de lo que te enseñan”
Macalangoso
Esta palabra no se consigue en ningún diccionario, no
existe nada con nombre parecido registrado y en nuestro dialecto ya no se escucha
ni usa, desde principios del siglo veinte. Con la misma se señalaba a la gente
achacosa, que sin haber llegado a la vejez resultaba molestosa por tener
actitudes que fastidian o incomodan a otros. Tal vez sea la deformación de
alguna palabra andaluza. “Ayer boté de la casa al macalangoso de Pedro”
Maduro
Esta palabra que se usa con todos los significados registrados,
algunos de los cuales son, fruto que está listo para el consumo o persona que
ha alcanzado una edad y capacidad mental para ser responsable de su propia vida,
también tiene un uso muy particular en nuestro dialecto que corrobora eso de
que hablamos de cierta forma en código, ya que lo usamos para señalar al plátano
que se encuentra en esa condición eliminándole a la palabra el sustantivo, aunque
en ocasiones se generaliza para este fruto que es primordial en nuestra dieta aunque
no esté en esa condición. Sigue siendo cotidiana y se usa incluso en los productos
que sor derivados de este como conservitas, pastel y otros más. “Me voy comer tres maduros con queso en la cena”
Endonar
Esta
palabra es muy antigua, de hecho es la grafía correspondiente en el castellano
de lo que ahora es el verbo donar, con la connotación propia del mismo que es
legar, dar en herencia o traspasar los derechos de algo a otra persona. Sin embargo
en nuestro dialecto además de ser usado de esa manera se le hace para señalar el hecho de conceder
la responsabilidad a otro de alguien o algo, siendo esta momentánea o para la
acción indicada. De modo tal que cuando alguien le pide a otro por ejemplo que
lleve el niño al colegio se habla “De endonar el niño a fulano para que haga
eso” También ocurre con objetos o cosas “Le voy a endonar la casa a Petra
mientras estoy de viaje” “Te endono el bolígrafo mientras termino de pintar” Ya
se usa muy raramente.
Encandelillar
Esta
palabra ya se escucha poco en nuestro dialecto. La misma no tiene ningún tipo de
relación con deslumbrar ni con candela. Era muy común en el medio costurero en
donde la connotación dada era coser en la orilla de la tela, de forma tal que
por un lado se aprovechaba más esta y por el otro era una técnica perfecta
cuando se trataba de reparar piezas que por alguna razón tuvieran un daño o debían
ser estrechadas o agrandadas. En otros países
como Cuba o Colombia se le llama a esto el hecho de sobrehilar una tela. “Llevále
ese vestido a Marucha que esa es experta en encadelillar”
Quién dijo miedo
Esta
expresión es muy común actualmente en nuestro dialecto y su uso nada tiene que
ver con interrogaciones o preguntas. Es una manera de afirmar que alguien hará
o emprenderá una labor o acción que supone pueda llevar riesgo o que quien invitó
a hacerla cree que la persona no lo
hará. No es tan autóctona como parece ya que se usa en muchas regiones. “Quién
dijo miedo, Vamos para que tu padre “
Empatucar
Esta
palabra que es considerada un venezolanismo por la Real Academia y cuyo significado
es el mismo de embadurnar. Que es untar, embarrar o manchar; también tiene un
uso autóctono en nuestro dialecto que no está registrado en el diccionario y el
mismo está asociado a enredar o confundir
ya que proviene de la también nativa patuco que es algo no muy claro. De tal
modo que para nosotros empatucarse es enredarse. También la usamos en la
connotación que registra la Academia. Es de uso común. “Papá anda todo
empatucao con ese peo de los nuevos sueldos” “La niña empatucó la mesa de mantequilla”
Embuchao
Esta
palabra que es de uso corriente en nuestro dialecto en el argot de los talleres
de carros y cuyo significado allí es tener el carburador demasiada gasolina por
defectos en alguna pieza que se encarga del suministro de esta hacia allí, también
la usamos para referirnos al hecho de
tener el estómago muy lleno de comida ingerida, ya que entre las múltiples
palabras como conocemos a este órgano está el de buche. Aunque la Real Academia
incluye la palabra, la definición de la misma hace alusión a la acción de comer
mucho pero no al resultado de esto. “Quedé embuchaio con esos 3 patacones que
me comí” “El carro está embuchao y no prende”
Figurín
Esta
palabra todavía se escucha en nuestro dialecto, aunque con menor frecuencia que
hace unos años. La misma se la endilgamos a las personas, generalmente hombre
que se vanaglorian o jactan de ser muy elegantes en su vestir o modales. Se usa
con una carga despectiva o recriminatoria ante la actitud del sujeto. Deriva
del hecho que llamamos figurines a las revistas que vendían con modelos de lo que estaba de
moda. “Al figurín de tu hermano lo chocaron en la esquina”
Piragueta
Con este
nombre se conoce en nuestro dialecto en isla de Toas un sencillo y sabroso
plato que no tiene relación con las piraguas, cuyos ingredientes son arroz y
pescado. Se cocina el primero hasta que queda aguaito y se le revuelve con el
segundo ya guisado solo con sal o con verduras y especias, aunque también puede
hacerse agregando el arroz al guiso de pescado, resultando un asopado rápido y
nutritivo. “Me voy a comer una piragueta a que tío el fin de semana”
Chandy
Con esta palabra señalábamos en
nuestro dialecto un coctel muy popular en nuestra ciudad en los años 50, que se
obtenía mezclando cerveza con ginger ale, esta última es una bebida gaseosa inglesa
a base de jengibre. Se le escribe con “S” al principio en lugar de “Ch” pero se
pronuncia con esta misma. Era mucho más barato que otros y poseía la cualidad
de ser refrescante, por lo que era una bebida muy buscada por ejecutivos. Según
algunos el nombre del coctel fue inventado en el Club Bella Vista “En Maracaibo
me tomé unos Shandy arrechos cuando fui en 1955”
miércoles, 29 de junio de 2016
Pata caliente
Esta
palabra es de uso corriente en nuestro dialecto y no tiene que ver con patas ni
con calor. Con la misma se señala que una persona le gusta andar siempre en la
calle, o siempre está dispuesta a aceptar las invitaciones que le hagan. En otras regiones se les llama así a las
personas que les gusta mucho caminar o pasear. Se usa generalmente con sentido
recriminatorio ante el poco amor que se le tiene el estar en su casa. Curiosamente
se usa mayormente en las mujeres. “Vos si sois pata caliente, te la pasáis sin
hacer nada en la calle en vez hacer oficios en tu casa”
No valéis dos lochas negras
Esta
expresión ya es raro escucharla en nuestro dialecto, aunque fue común hace
algunos años, tal vez por el hecho que el objeto que la motivó ya no existe. Se
le decía de esta manera a las personas que actuaban de mala manera o ejecutaban acciones que eran perjudiciales para los demás,
generalmente sus sentido era insultar. Se comparaba con las lochas negras,
apodo que le dieron a las monedas que circulaban en el leprosorio de
Providencia ya que estas no poseían ningún valor fuera de la isla. “Mirá que
dejarme embarcada, vos no valéis dos lochas negras”
Rejundío
Esta palabra es de poco uso actualmente en nuestro dialecto, la trajeron los canarios con una connotación diferente a la usada en nuestra región, ya que para ellos está asociada con avanzar o dar mucho, mientras que para nosotros significa algo que está muy escondido o extraviado. Viene de rejundir que la Real Academia coloca como americanismo y que nada tiene que ver con rehundir ni con refundir, aunque hay quienes la asocian a estos verbos. En otras regiones de España es sinónimo de cundir. “Ese bolígrafo esta rejundio, tengo meses buscándolo” “Tu cuñado anda rejundio desde que preñó a la vecina”
Ser de los de Venancio
Esta
expresión es de muy vieja data en nuestro dialecto, sin embargo todavía en los
60 era usada en algunos sectores de la ciudad. Con la misma se señalaba que una
persona era pendenciera, valiente y dispuesta a todo. Hacía referencia la misma
que esta era igual a los hombres de Venancio Pulgar quienes eran conocidos por
ser personas de valor, que peleaban sin miedo y eran sanguinarios. La expresión
nació en la época en la época de este
caudillo. “No te metáis con Freddy que ese es de los de Venancio”
Quedar quema
Esta expresión
era muy popular en nuestro dialecto en los juegos, sobre todo el de bolitas o
bolas criollas pero también se usaba en otros e incluso pasó al lenguaje con la
misma connotación usada la cual es quedar a punto o cerca de algo, o seas casi
lograrlo. Una variante de estar a pique, solo que tomando como ejemplo el
fuego, aunque podría también derivar del hecho que la palabra quema en canario también
es engaño. “Quedé quema de pegarle al boche” “Juan quedó quema en la cola del
estadio”
Champa
Con esta palabra señalamos en
nuestro dialecto al hombrillo en forma de cuneta que bordea la carretera y también
en los campos petroleros a los canales hechos de asfalto o concreto por donde
corren el agua y los residuos petroleros. El nombre deriva del hecho que en
ellos y alrededor crece una planta rastrera que se conoce con el mismo nombre y
que da un fruto pequeño y dulce parecido a una parchita pequeña que los niños y
jóvenes se comen y llaman champita. “Nos vemos en la champa en la tarde”
Tais
Esta
palabra en nuestro dialecto nada tiene que ver con el nombre femenino que es
acentuado en la “i”, es una abreviación de estáis, que es la segunda persona
del plural del presente indicativo de estar o estarse, solo que acá no la
usamos exactamente así ya que le cambiamos el plural por singular y también
usamos este de igual manera. De modo que preguntamos ¿Tais? por estas y también
decimos “Tá loca” en singular y tercera persona. Es de uso cotidiano.
Checherebeco
Esta palabra no aparece en ningún
diccionario y en nuestro dialecto se usa en la zona de Perijá y alrededores, es
un de las tantas con las que se señala un objeto inservible, viejo, desgastado,
con limitada utilidad aunque no sea viejo y por lo tanto poco valorado. Es un sinónimo
de chécheres y tal vez la palabra sea una deformación de esta. “Agarrá ese
checherebeco para móntarte en el techo” “Botá ese checherebeco que está
ocupando espacio y no sirve para nada”
La chicha de primero de mayo
Con este
nombre que hace mención al producto que lo ha hecho tradicional, conocemos
propios y extraños un local ubicado en el sector que hace mención y que por
casi 60 años se ha mantenido vendiendo según muchos, la mejor chicha de la
ciudad. El nombre comercial del mismo es Refresquería La Victoria y fue fundado
por Julia Hidalgo en 1960 como forma de dar el sustento a su familia. Junto a
un curioso yerno que al comienzo vendía en el frente de su casa la chicha
preparada por ella, decidieron iniciar la aventura que ha sido vivida por décadas
por sus descendientes. Como cosa curiosa no vería y disfrutaría plenamente ella el boom de sus creaciones que tuvieron su
máximo esplendor entre los años 70 y 90 ya que moriría en 1973, sin embargo su
receta, legada a sus predecesores siguen dando fruto y manteniéndose con la
misma calidad de siempre. Entre esas novedades e inventivas en un momento no
solo se ofrecía la de Arroz sino también de Maíz, Auyama, Piña, Batata, Yuca,
Ocumo, Cebada, Plátano, Fororo, Caraota, Aguacate, Apio y otras, siendo el único
en el país y tal vez el mundo en ofrecer tantos sabores de este producto. También
existen en el local otras opciones como la horchata y variados dulces, tortas y
conservas. El éxito de esta generó que en cierto momento que en esa calle otros
la imitaran y colocaran negocios similares que dieron como resultado que se le
llamara en un tiempo a esa calle la de las chichas.
Arepa gocha
Con esta palabra
identificamos en nuestro dilecto a las arepas de trigo, típicas de Mérida y la
zona de los andes venezolanos. Se puede
decir que es un derivado de la arepa típica de maíz con diferente cereal, que es
el de consumo más común en la zona. La preparación básica está conformada por
la harina, mantequilla, huevo, sal, polvo para hornear y agua tibia, pero hay
quienes también le agregan leche y azúcar. Todos estos elementos se juntan para
formar una masa compacta y suave,
amasándola un mínimo de 5 minutos, luego se hacen peloticas que se aplastan
dándole forma con las palmas de las manos y se asan a fuego lento en una
plancha o budare. Se comen con mantequilla, queso y todos los rellenos que se
deseen, incluso sola. En todo el país se les da el adjetivo de andinas. "Me
voy a desayunar con arepas gochas rellenas de pernil"
De puertas adentro
Esta
expresión sigue siendo usada de forma cotidiana en nuestro dialecto, aunque su
connotación no es tan literal como parece. Se le dice en estos casos cuando una
persona cohabita con otra en una vivienda o habitación, generalmente alguna
mujer u hombre que han decidido vivir como marido o mujer, aunque también se da
el caso de que alguno de los dos visite o tenga largo tiempo en casa de alguno
siendo amantes. Fue traída por los españoles quienes señalan con la misma el
hecho de estar en la intimidad o en privado, ejecutado alguna acción y usada también
como forma de develar secretos. “El sinvergüenza de Tony está de puertas
adentro con Irama, mientras el marido viaja” “Los vecinos se metieron de
puertas adentro sin casarse”
Dolita
Con este
curioso nombre que nada tiene que ver con algún nombre femenino o alguna piedra
preciosa, conocemos en nuestro dialecto a los zarcillos de oro, que son
redondos y tienen forma de moneda. Eran muy usados ya que estuvieron de moda hace
un tiempo. Al parecer el nombre es una
deformación o abreviación de monedita. Ya
es raro escucharla ya que como todo lo que es efímero posee un impacto muy
pequeño en las próximas generaciones. Recientemente, a partir de finales del 2020, igual se ha hecho común la palabra como un eufemismo de la moneda estadounidense dolar, ya que la prohibición de colocar los precios en la misma, ante una dolarización informal, ha activado la inventiva local y provocado tomar esta palabra para colocarlos. “Me
regalaron unas dolitas por haber pasado al segundo año” "El producto te cuesta 20 dolitas"
Diablito
Si bien
es cierto que con esta palabra se identifica el diminutivo de diablo e incluso le
endilga a los niños muy traviesos, en nuestro dialecto su uso es más ligado al
hecho de comer que a los anteriores, ya que llamamos de esta manera un producto
enlatado muy popular cuyo ingrediente es carne de cerdo aderezada con sal, azúcar
y varias especias transformada en una
pasta de consistencia untuosa que se comercializa con el nombre indicado y con
la marca que es el apellido de su inventor William Underwood. Comenzó a venderse en nuestro país en 1896
como producto importado y a fabricarse en el país desde 1961, y el éxito del
mismo provocó el que se le endilgara este nombre no solo a la marca sino al
producto sin importar el fabricante. “Compré
unos diablitos Plumrose que estaban en oferta” “Vamos pal velorio de Isaías que
van a dar galletas con diablitos”
Escardillazo
Esta es
una palabra que todavía tiene uso común en nuestro dilecto, aunque no sea tan
recurrente. Con la misma señalamos por un lado las indirectas que se dan a
alguien, por el otro el daño moral infringido a terceros consecuencia de algún brollo. También se le
llama así la acción de meter la pata al
hablar. Deriva del hecho de comparar la dolencia que recibe alguien que se le
pega o da con una escardilla, instrumento de agricultura que se usa para desbrozar
la maleza o los efectos en el suelo de esto. “Rosibel le mandó tres
escardillazos a Iris mientras comíamos” “Los
escardillazos de Ulises hicieron botar a Amilcar”
Apapachar
Esta
palabra es común en nuestro dialecto, es asimilada, producto del boom de películas
mejicanas de mediados del siglo veinte. Se tomó con la misma connotación que es hacer cariños, consentir, mimar, consolar
a una persona por la que se siente sentimientos de afecto o amor. Es de origen
náhuatl que proviene del vocablo papatzo que significa “dar cariño” o “ablandar
algo con los dedos”. Se usa en otros países de América y curiosamente en nuestro
país solo en l zon occidental. “Necesito muchos apapachos hoy” “Abuela me tenia
apapachao”
martes, 28 de junio de 2016
Prevelicar
Esta
palabra es una deformación de prevaricar traída por los españoles con la cual
señalan el delito por medio del cual un juez dicta una sentencia injusta, a
sabiendas que esta lo es, en nuestro dialecto la usamos de manera diferente que
nada tiene que ver con leyes, ya que con la misma señalamos la acción de hacer
sufrir a alguien de diversas maneras, ya sea física, moral o sicológicamente. Incluso
el hecho de hacerle maldades y causarle molestias. Todavía se escucha aunque ya
no tan cotidianamente. “Cuando vengáis te voy a hacer prevelicar para que no
seáis desobediente” “Mi abuelo hacía prevelicar a mi papá cuando salía mal en
los estudios”
Estáis pura creolina
Esta
expresión es común escucharla en nuestro dialecto, generalmente con sentido de
queja ante el hecho que una persona se eche demasiado perfume o colonia o que
el aroma de estos sea muy fuerte. Es un contrasentido en el que se usa el
nombre de la creolina, un desinfectante natural muy popular y de uso frecuente
en la región no solo a niveles domésticos
sino también veterinarios y campestres cuyo olor penetrante resulta
desagradable y en campamentos sirve como repelente de culebras. “Mijo estáis
pura creolina, mejor échate un poquito mas”
Cucarachero
Con este nombre además de
identificar en nuestro dialecto a un grupo grande de cucarachas o al lugar
donde abundan estas, o a un ave común en nuestra región, se le llama de esta
forma al conglomerado de viviendas populares que se encuentran en un espacio
pequeño, muchas veces sin vías de comunicación interna, cuyos habitantes por
razones de espacio llevan una vida comunitaria más estrecha que de costumbre. En
otras regiones como en México se les llama vecindad. En nuestra ciudad además
de un sector del Saladillo hubo en otros lugares que poseían estas características,
incluso muchos le daban esta condición al barrio. Ms modernamente se le h
endilgado a los conjuntos residenciales o edificios de apartamentos pequeños y
muchas zonas comunes. “En el cucarachero que está por Santa Rita juegan bingo
todos los fines de semana” “Mamá se mudó para los apartamentos del cucarachero
que está en el Milagro”
Gofio
Esta
palabra identifica en nuestro dialecto a un manjar dulce de consumo cotidiano
hace algunos años, infaltable en los abastos y en los azafates de quienes
vendían dulces y conservas pero ya raro de conseguirlo. Lo trajeron los
canarios para quienes es un plato tradicional y en el país la preparación y los
ingredientes variaron, de modo que en el oriente sobre todo Cumaná se hace con
casabe molido, mientras que en los llanos y nuestra región se hacen con fororo.
A este se le agregan como ingredientes la panela y la guayabita o pimienta
dulce y en el llano anís o ajonjolí. Su preparación es sencilla, se hierve la
panela en agua y una vez disuelta se le agrega el fororo lentamente revolviendo
hasta que la mezcla tome consistencia, también se le echa la guayabita. Luego
se amasa, se extiende de acuerdo al gusto y se deja secar. Finalmente se corta y
se come. Los cortes más tradicionales eran en forma de rombo y cuadrados
pequeños, pero también se hacían en forma de enrollado. “Mi abuelo levantó a la
familia haciendo gofios”
Chorrión
Esta
palabra todavía es posible escucharla en nuestro dialecto. Con la misma se
indica que algo se arrastra muy lentamente por el piso después de haber sido
golpeado o lanzado por alguien o con algún objeto. Es muy popular en el juego
de béisbol para señalar los rolling que salen
machucados. La palabra la trajeron los españoles para quienes es el
golpe o chorro de un líquido que sale improvisadamente pero esa connotación
nada tiene que ver con la nuestra que nace de la pronunciación inglesa short
roll, usada en el deporte antes nombrado. “El carajo batió un chorrión con las
bases llenas” “Ese primo tuyo si es maleta, lo que tira son puros chorriones”
Picarasao
Esta palabra
que nada tiene que ver con picardía ni con asar es de poco uso actualmente en
nuestro dialecto, tal vez por el hecho que las enfermedades que producían esto
ya no son tan comunes y la medicina es más avanzada. Con la misma se señalaba a
la persona que poseía manchas en la piel, sobre todo en el rostro, producidas por enfermedades que provocaban
erupciones en la misma, tales como la viruela, el sarampión y la lechina entre
otras. El termino derivar de picada
aunque no existe esta acción en estos casos pero originalmente se usó para
señalar la irritación que producía en la piel esta acción por parte de los
insectos, sobre todo los zancudos. “Monche está picarasao por el sarampión”
Bascoso
Esta palabra es muy raro
escucharla actualmente en nuestro dialecto. Fue traída por los españoles con la
connotación de quien tiene ansias o desazón en el estómago y ganas de vomitar
pero acá se le cambió esta y se le endilgó a quienes son remilgados o
asquerosos, o sea que todo le da asco. También a algo que cause repulsión o
esté podrido. En el vecino país se le señala
así a alguien que sea soez o mal hablada. ”Esa tía tuya no consigue marido
porque es una bascosa” “Botá la basura que ya está bascosa”
La guilson
Esta
palabra cuya grafía es con “w” pero que pronunciamos con “g” era muy popular en
nuestro dialecto en la época de la dictadura de Pérez Jiménez y se le endilgó a
las camionetas de la Seguridad Nacional que hacían sus recorridos
continuamente. El nombre fue tomado del hecho que los guantes y pelotas más
usados y mejores del momento eran de esa marca y de los primeros se decía que
atrapaban todo, de allí viene la analogía con este cuerpo de seguridad. En ese
tiempo también la marca pasó a ser sinónimo de pelota y muchos locutores
nombraban esta. Ya no se escucha. “A Fidel lo agarró la guilson anoche”
Ososo
Este
nombre ya no se escucha en nuestro dialecto, aunque fue popular en épocas
anteriores sobre todo en las cocinas de la región. Se le endilga a la tapara o
totuma de diversos tamaños a la que se le hacen varios agujeros, estos de
dimensiones diferentes, para que sirva de colador. Cuando los actuales
utensilios no eran comunes y no estaban al alcance de la economía popular eran
una excelente alternativa. Algunos consideran que el nombre es una deformación
de ojosos. Estos coladores existen desde
la época colonial y eran de uso cotidiano de los aborígenes. “Hazme unos ososos
el fin de semana”
Las once
Esta
palabra en la connotación que se le daba a comienzos del siglo 20 ya no se usa
en nuestro dialecto, la misma al igual que las quince letras era usada como código
y no para marcar el número o las horas que menciona. Solo José Domingo Medrano lo recogió en el sentido
usado en la calle en esa época, el cual era
para señalar el aguardiente. Esto derivado que este es el número exacto de
letras que posee esta palabra. Así que la frase vamos a tomar las once era una
invitación solo entendida por los asiduos a la bebida de ese entonces. Hay que
hacer mención que no solo se hablaba de este tipo de bebida sino que el nombre
engloba todas.
Pumagaza
Este nombre
se usa en nuestro dialecto en la región de Machiques para señalar un árbol y
fruta que es común en la región y que en la capital se le llama pumarrosa,
aunque su nombre correcto es con “o” después de la “p” también la llaman
manzana de agua. Es una fruta de color rojo y pulpa esponjosa blanca de sabor dulce, tiene
una semilla en su interior que los indígenas usaban como remedio para la gripe.
Su nombre es derivado de que parece una manzana y huele a rosas. “Tráeme
pumagazas de las que hay en el patio de la casa de tía”
Regodiarse
Esta
palabra traída por los españoles a nuestra tierra con la connotación de deleitarse,
o complacerse detenidamente en algo que gusta y también en complacerse en un
percance o desgracia ajena, nuestro dialecto la tomó no solo para lo anterior
sino que le dio un significado más puntual y usado, como sinónimo de tardarse o
demorarse, ya sea por pereza o por realizar acciones que provocan esto, sin que
signifique que la persona disfruta el que ocurra. Es una forma menos estridente
de la expresión darse bomba, que se ha hecho más cotidiana sustituyendo esta. “Esa
tía tuya se regodea que jode para vestirse” “Deja de regodiarte tanto que se
nos hace tarde”
Drague
Esta
palabra ya no se escucha en nuestro dialecto, sin embargo hasta comienzos del
siglo 20 era cotidiana. Con la misma se señala al aguardiente de caña aguado endulzado
en ocasiones, que solía usarse como remedio casero para malestares estomacales.
Es una deformación de drago, traída por
los canarios que es el nombre de un árbol cuya resina la usaban como
astringente y que igualmente los indios hacían similar cura con el crotón. Es
un término alegórico y que no se hace licor de este árbol. “Me voy a tomar un drague para el dolor de barriga”
Ternancá
Esta
palabra ya es muy raro escucharla en nuestro dialecto, es autóctona del mismo y
parece derivar de la deformación de alguna palabra extranjera o indígena ya que
no se consigue referencia de ella en otro lugar. Con la misma se señala el
hecho de morder, o intentar pegar un mordisco, lo que los españoles señalan
como dentellada. No está registrada en ningún diccionario. En tiempos más recientes
se tomó la misma grafía en un sector de la ciudad para señalar el golpe dado en
la cabeza o el cuello a alguien. “Guari le dio una ternancá a su primo”
Ñato
Esta
palabra es de muy vieja data y de origen quechua, por lo tanto oriunda del
continente y asimilada nuestro dialecto,
donde se usa en varios países con
connotación similar. Se les llama de esta manera a las personas cuya nariz sea
aplastada o poco prominente, aunque en algunas partes es usa como voz de cariño
para dirigirse a los jóvenes. La Real Academia tardó en registrarla con su
connotación original y hasta a comienzos del siglo 20 era considerada una
deformación o uso vicioso de la aceptada chato. Sigue siendo de uso corriente
incluso como apodo para quienes poseen esta característica e incluso cuando
alguien se da un golpe fuerte en la nariz y no esta no es pequeña dice. “Me
quedé ñato”. “Mandáme al ñato a comprar gas”
domingo, 26 de junio de 2016
Trompetica
Con este
nombre que es el diminutivo del instrumento musical de viento, bautizaron en nuestro
dialecto los jóvenes de los 70 y 80 a las cajas de chiclets Adams vacías que
usaban para soplarla y esta emitía un sonido parecido a ese instrumento. El
mencionado chiclets venía de cuatro sabores que eran canela, menta, tutiftuti y
yerbabuena. Aunque el mencionado producto se sigue vendiendo la moda pasó y ya
es raro el hacerlo, tal vez porque la calidad de los empaques bajó y ya no tienen
el mismo efecto. “Me guardáis la trompetica cuando te los comáis todos”
sábado, 25 de junio de 2016
Arrejerarse
Esta
palabra nada tiene que ver con rejas, y ya no se escucha en nuestro dialecto
aunque fue común a comienzos del siglo 20. Con la misma se señala el hecho que
alguien se tarde mucho en las visitas que hace a otra persona, considerada esta
tardanza mayor de lo conveniente. Viene del argot marino donde el termino
señala el que una embarcación se detenga un largo tiempo en un lugar. Esto
deriva que uno de los nombres dados al ancla es rejera. “Ramiro acostumbra
arrejerarse donde quiera que va”
jueves, 23 de junio de 2016
Papaguelo
En épocas anteriores donde las familias vivían y
trabajaban juntas, la cabeza del hogar era el abuelo, quien fungía como un
padre para todos, una especie de patriarca que representaba el linaje del
apellido. Una costumbre traída por los conquistadores contraria al de muchas
etnias indígenas donde el matriarcado era la base social y organizativa de las
tribus. El término es local, es una combinación de papá y abuelo y ya poco se
escucha en nuestro dialecto en las grandes ciudades, pero se conserva aún en la
campestre. “La finca de papaguelo era la más grande que había por aca”
lunes, 20 de junio de 2016
Coger el pendil
Esta expresión ya poco se escucha en nuestro dialecto, solo
se usa actualmente en la zona ganadera del estado, la trajeron los españoles
con el mismo significado solo que en vez de “tomar” se le cambió acá por “Coger”.
Con esta se señala la acción de marcharse o ausentarse con rumbo desconocido
alguien. Tiene su raíz en el hecho que cuando era costumbres salir de caza o a
ejercer labores en el campo o el monte, quien lo hacía no indicaba el lugar
donde estaría, ya que generalmente se salía a aventurar o explorar y se llevaba
el pendil, como le llamaban al candil o la lámpara de aceite para alumbrase, . “El
marido de Raquel cogió el pendil desde hace unos días”
jueves, 16 de junio de 2016
Pocillo e’ loco
Con esta
palabra se define en nuestro dialecto cualquier objeto que se encuentre muy
golpeado, sin importar que el mismo sea un pocillo. Deriva del hecho de hacer
una similitud con esas tazas de aluminio semi destruidas y abolladas que se conseguían
en los manicomios o los sitios donde hubiera enfermos mentales quienes las maltrataban
al tirarlas al piso o las paredes. “”Ese
carro tuyo es un pocillo e’ loco, ya no le caben ms golpes”
Ni da los buenos días
Esta expresión
es de uso frecuente en nuestro dialecto, con la misma además de recriminar el
hecho que alguna persona no tenga la educación de saludar o dar las horas, se utiliza
para señalar y adjetivar el carácter avaro, mezquino y tacaño de alguien, o
como decimos acá agarrao, incapaz de brindar a sus propio entorno alguna dadiva
o de ofrecer alguna ayuda. Fue traída por los españoles como recriminación
a la mala educación pero la connotación de mezquindad es autóctona. Es de vieja
data. “Que molleja de futuro tiene tu hermana que esta empatada con Fidel que
es un carajo que ni da los buenos días”
Piquito
Esta palabra la usamos en nuestro dialecto con dos
connotaciones diferentes, además de ser el diminutivo de pico, nombre que se le da a la boca de las aves , o
a alguna parte saliente y puntiaguda que sobresale en alguna superficie , nosotros
le agregamos que fuera también el diminutivo de poco y sinónimo de poquito. Se
usa también para señalar los besos furtivos que se dan las personas uniendo los
labios de forma rápida y autóctonamente también para indicar las deudas
pequeñas que la persona tiene, por diferentes motivos, así como a las cantidades mínimas de algo, sobre todo de dinero. La primera de las connotaciones es usada también en otras
regiones mientras que la segunda no y ya no es común escucharla. “La vecina le
dio un piquito a su novio delante de su ex” “Cuando pague los piquitos que
tengo voy a reunir para irme para la playa”
Bichoroco
Esta
palabra ya es raro escucharla en nuestro dialecto aunque no es de muy vieja
data, pero su uso siempre fue limitado. Es una invención local y no aparece en ningún
diccionario. Con la misma se señala a los insectos con alas, generalmente las llamadas
hormigas voladoras, quienes hacen su aparición repentina después de la lluvia y
se reúnen numerosamente alrededor de los bombillos ya que poseen marcado fototropismo
y buscan la luz. Son en sumas molestosas y comunes en esa época del año. “No vayáis
a prender el bombillo que nos invaden los bichorocos”
miércoles, 15 de junio de 2016
Pluscafé
Esta
palabra ya no se escucha, pero era de uso frecuente en nuestra ciudad a finales
del siglo 19 y comienzos del 20, cuando era costumbre de muchas personas, sobre
todo de clase pudiente y extranjeros, el
tomar algún licor después del café. Razón por la cual se generalizaron estos
con este nombre, que es de procedencia francesa donde se les llama como “pousee-café”
y en la pronunciación española es puscafé, en nuestro dialecto se le agregó la “l”
entre la “p” y la “u”. “Servíme un pluscafé de los que te llegaron esta semana”
martes, 14 de junio de 2016
Ideático
Esta
palabra que era muy común en nuestro dialecto y que ahora no es tan usada,
puede considerarse un americanismo ya que es usada en la misma connotación en
varios países de América. No se señala así a las personas que tienen ideas sino
a aquellas cuya forma de ser y actuar es caprichosa, cavilosa y hasta maniática,
siendo en muchas ocasiones sinónimo de venático. “Ese tío tuyo si es ideático,
salir con paraguas con esta pepa de sol”
Sacar la chicha
Esta
expresión sigue siendo común no solo en nuestro dialecto sino en otras regiones
del país, por lo que es considerada un venezolanismo. Con la misma se expresa
la acción de explotación o de trabajo que lleva hasta la extenuación o
cansancio extremo a alguien, la mucha exigencia para realizar esto y también se
le aplica al uso extremo de algún artefacto.
Su génesis es controversial, muchos consideran que nació en la época de los
esclavos donde estos trabajaban para ganarse solo la comida y que esta palabra
fue sustituida por chicha y otros afirman que fue traída por lo canarios
quienes llamaban y aun lo hacen a los oriundos de Tenerife de esta manera, que
es un apostrofado de chicharrero, y estos
eran l mano de obra que ms trabajaba. “Me sacaron la chicha en el colegio” “Le
voy a sacar la chicha a la licuadora con tantos batidos”
martes, 7 de junio de 2016
El murallón
Esta
desparecida construcción situada al final de la avenida Padilla, al lado de la
placita Rodó y la cañada nueva en el Milagro, tiene una historia controversial,
ya que según afirman algunos fue construida en 1694, para que sirviera como
defensa de la ciudad contra los piratas, mientras que para otros es mucho más
nueva. Lo cierto es que era una muralla fabricada de piedra de ojo, que poseía en
su interior una construcción que sirvió en 1936 como residencia oficial del
presidente del Estado Zulia Regulo Olivares y también donde vivieron las médicas e investigadoras de LUZ, dostoras Ryders. Fue demolido lo que quedaba de ella en 1955 cuando se construyó la Avenida El Milagro.
Embozao
Esta
palabra que la trajeron los españoles para señalar la acción de cubrirse parte
del rostro para no ser reconocido o como manera de señalar el hecho de ocultar
algo, fue tomada en nuestro dialecto para indicar el hecho de que algunas
personas se vestían de negro para, aprovechando la oscuridad, cometer fechorías,
por lo que en cierto momento fue sinónimo de delincuente, aunque también se usa
en la segunda connotación traída que es la de ocultar algo e incluso se le dio
este nombre a los fantasmas. Ya poco se escucha. “Anoche me atracó por la
cañada un embozao” “Los vecinos andan embozaos y no he podido averiguar nada” “En
la casa de mi abuela salía un embozao con sombrero”
Confleis
Esta
palabra es la pronunciación de la inglesa Cork Flakes, marca líder en el
mercado local del maíz en hojuelas o cereal, que al igual que otras quedó en el
hablar cotidiano como sinónimo del producto y no la marca, por lo que en nuestro
dialecto y en otras regiones se le llama
así, sin importar si este es de la empresa
que lo introdujo e hizo popular. Es una costumbre típica que los publicistas
llaman vulgarización de la marca y que es común en nuestro dialecto, sin discriminaciones
o epítetos. “Compráme un confleis chino que están vendiendo en la tienda”
Escardar (o)
Esta
palabra que literalmente significa pasar la escardilla, o sea limpiar de cardos
el terreno para la labranza, en nuestro dialecto se usa en otra connotación que
nada tiene que ver con campo ni siembra. Se le llama de esta manera al ardor,
hinchazón, dolor o picazón que se produce en los muslos y áreas genitales
producto de la mezcla del roce y el
calor que da como resultado la dificultad para caminar y obliga a la persona a hacerlo
arqueadamente. Es una alegoría a la condición en la que queda el terreno después
de realizar el trabajo mencionado primeramente. “Este calor me tiene escardao” “Se
me va a escardar todo de tanto caminar”
Ni forrao en teipe
Esta
expresión era muy común hace algunos años en nuestro dialecto, con la misma se
manifestaba una negación rotunda a realizar algo o efectuar alguna acción, que en
consideración de la persona pudiera ser riesgosa, generalmente por razones de
temor, aunque la misma se considerara muy segura por otras personas. Deriva del
hecho que a los cables se forra en teipe para evitar una descarga eléctrica,
por lo que estar de esta manera es señal de seguridad. “Ni forrao en teipe me
monto en esa lanchita para San Carlos”
domingo, 5 de junio de 2016
Sabéis más que un cubito
Esta
expresión ya es raro escucharla en nuestro dialecto aunque estuvo de moda hace algún
tiempo cuando una campaña publicitaria magnificaba el uso de los cubitos de pollo como parte fundamental en la cocina por
su sabor concentrado capaz de sustituir otros elementos culinarios. Aunque por
razones obvias de juego de palabras se usa para el mismo el verbo saber en lugar
del adjetivo sabor. De allí viene el
hecho que de forma jocosa y burlesca se usaba la expresión para señalar que
alguien se la tiraba y ufanaba de saber mucho o tener conocimientos sobre un
determinado tema, aunque en pocas ocasiones se hacía para resaltar los saberes
de la persona. “Mijo, vos sabéis más que un cubito, yo no me sabía ese brollo.”