Esta
expresión ya es raro escucharla en nuestro dialecto, aunque fue común hace
algunos años, tal vez por el hecho que el objeto que la motivó ya no existe. Se
le decía de esta manera a las personas que actuaban de mala manera o ejecutaban acciones que eran perjudiciales para los demás,
generalmente sus sentido era insultar. Se comparaba con las lochas negras,
apodo que le dieron a las monedas que circulaban en el leprosorio de
Providencia ya que estas no poseían ningún valor fuera de la isla. “Mirá que
dejarme embarcada, vos no valéis dos lochas negras”
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