Esta palabra, además de ser usada como el diminutivo o hijo
del pavo o de algún niño bien vestido, se usaba en nuestro dialecto en el ámbito
lúdico, no es autóctona y llegó con el mismo significado aunque más
generalizada ya que determina un valor del dado y no la acción `posterior que esto
implica. Se le llamaba así al número uno en el dado y tiene una historia muy
interesante, ya que en la regla del juego del mismo destinado a beber, el que
lanzara y le saliera el mismo tenia obligatoriamente que beber una copa pequeña
o chupito de alguna bebida destinada para esto. Como penalización. “Nunca gano
jugando ludo porque me salen puros pavitos”
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