Esta iglesia situada en el centro de Maracaibo entre las calles 95 y
96 y las avenidas 7 y 8 es una de las más antiguas de la ciudad. Con estructura
de características neogóticas y neoclásicas, está conformada por 3 naves e igual número de
altares y puertas principales de doble hoja, los altares están dedicados de la
siguiente manera, el mayor a Santa Bárbara y la Inmaculada Concepción, el
derecho a El Sagrario y el izquierdo al Corazón de Jesús., un pulpito de
concreto, dos nichos laterales, paredes hechas con piedra de ojo y madera, un
coro que ocupa todo el ancho de la nave principal, dos puertas laterales, una torre campanario
situada en el margen izquierdo del templo, posee una capilla anexa en el margen
derecho llamada capilla bautismal y en esta se exponen objetos históricos de la
iglesia y en la parte trasera de esta se encuentran unas criptas pertenecientes
al antiguo cementerio con casi tres docenas de lapidas que datan de 1800. Entre los objetos históricos se
encuentran un órgano de tubo de estilo gótico, de fabricación francesa -hoy
fuera de uso-, además de un Vía Crucis hecho de madera y labrado al relieve de
procedencia italiana. Igualmente están libros de bautismo y casamiento de
esclavos se remontan hacia 1810. También posee el acta de la defunción del
poeta Udón Pérez, Bajo el altar mayor reposan los restos del presbítero Joaquín
Piña que también posee su mausoleo anexo
y la plaza lateral del templo lleva su nombre. Los encargados de la construcción del templo fueron el ingeniero cubano Manuel Ovando y al
arquitecto Manuel B. Noriega. Tiene una historia rica e interesante ya que
comenzó siendo una ermita construida por los soldados de la milicia armada
española de Maracaibo en 1583 que medía 32 varas de largo y 10 de ancho, en
honor a Santa Bárbara que era patrono de los artilleros. En 1618 el sargento
Gregorio Padilla, intentó reconstruirla con el deseo de que se le rindiera
culto a la Santísima Virgen bajo la advocación de Madre de Dios
de la Caridad, dejando construida solamente la bóveda de cañón de la
ahora Capilla. Para 1743 ya la capilla tenía un Altar Mayor, otro altar
del lado del Evangelio dedicado al Divino Niño Jesús y otro
del lado de la Epístola, dedicado a Madre de Dios de la Caridad. En 1747
el reverendo Padre Fray Justo de Valencia, de los Franciscanos Capuchinos
de Navarra, quienes se encontraban asentados al fondo de la capilla, la
toma para rendirle culto a la la Inmaculada Concepción de María Santísima
y entra en conflicto con la feligresía y los sacerdotes devotos de Santa
Bárbara, disputa que llega hasta el papa Benedicto XIV y que termina dándole la
razón a los segundos, quedando el templo dedicado a La inmaculada. En esa época
se concluye la reconstrucción iniciada por el sargento Padilla, quedando la
estructura compuesta por una sola nave, midiendo trece y media varas
castellanas por fachada, y treinta y cuatro y un cuarto de largo,
el presbiterio era separado de la nave por un arco. Contaba con
cinco altares, un púlpito de madera, poseía un coro situado
a la entrada del Templo, una gran puerta central al frente y dos a los lados,
además dos entramados en madera que permitían el acceso de la luz al
presbiterio y a la sacristía, al lado sur. El campanario era un
paredón que continuaba junto a la fachada y albergaba dos grandes campanas. El
patio, como era costumbre en aquella época, sirvió de cementerio durante muchos
años. En 1806 cuando se crea la parroquia Santa Bárbara se acaba el conflicto y
el templo regresa a su nombre original, sin embargo es demolido en 1862 por el
presbítero José Antonio Rincón quien con el gobernador del estado José Antonio
Serrano, habían acordado un años antes la construcción de un templo al estilo
gótico, obra que iniciaría y que se culminarían en 1888 bajo la dirección del
Presbítero Joaquín Piña quien contó para esto con la colaboración del pueblo y
el estado. Este en su gestión demostró interés en mejorar y dotar a la iglesia
de valores estéticos. En Europa adquirió esculturas, adornos y bienes muebles
que actualmente forman parte de la colección del templo. El altar mayor aún
conserva una imagen de la Inmaculada Concepción obsequiada por el general Jorge
Sutherland. Entre 1952 y 1957 el Pbro. Mariano José Parra León le realiza una
remodelación que comprende demolición del techo de teja, columnas de madera y
pisos, sustituyéndolos por un techo y columnas de concreto armado y pisos de
granito. Las ventanas de madera de las naves laterales se sustituyeron por
ventanas metálicas de romanilla. Se taparon los ojos de buey de la construcción
original, se hicieron los tragaluces de la nave central, y se construyó
el nicho y Altar del Calvario. En 2008 se hicieron
excavaciones detrás de la estructura, hallándose restos de cerámica indígena,
trozos de vidrios semi-industriales que datan desde los años 1600 a 1800, un
fogón y trozos de terracota de las casas de la Maracaibo colonial.
Entre 2011 y 2012 se hicieron arreglos en el exterior del
Templo que incluyó el remozado de las fachadas y la instalación de una nueva
iluminación escenográfica, asimismo, la completa remodelación de la plaza en la
que se encuentra ubicado el Templo. Actualmente se encuentra en una nueva etapa
de restauración de su fachada. Fue declarado Monumento Histórico Nacional en
1960.