Esta frase fue muy popular entre los
años 1989 al 1992 en nuestro dialecto y la misma señala a un queso, a veces más
económico pero de mala calidad que se vendía en los mercados de las ciudades del
Estado y que era fabricado con leche en polvo, la cual era subsidiada por el
gobierno nacional en ese entonces presidido por Carlos Andrés Pérez. Las mafias
acaparaban este producto y fabricaban el producto señalado, por lo que eran
llamados despectivamente por las personas como ganaderos sin vacas ni
haciendas. El curioso nombre proviene según algunos del hecho que este queso
estaba mocho de leche ya que la misma no era, como de costumbre, directamente
pura de vaca sino que era pasteurizada y contenía otros ingredientes extras
necesarios a la hora de transformarla en polvo, razón por la cual el producto no
lograba parecerse al original. Sin embargo, dado la caótica de la situación de
ese momento, el producto tenía demanda, despareciendo cuando dejó de
distribuirse esta leche subsidiada. Pocos recuerdan ya este, al igual que la
palabra. “Me compré un kilo de queso de vaca mocha y no pude rallarlo porque se
esmoronó”
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