Esta expresión ya es raro escucharla
pero era común hace unas décadas. Tenía de cierta forma carácter recriminativo
y se le endilgaba a las personas que eran porfiadas y testarudas, que no
aceptaban el estar equivocados o que intentaban imponer su criterio a los demás.
La misma era una respuesta que corroboraba el hecho. Tiene su génesis en el símil
que los animales del monte son salvajes y no tienen la capacidad de raciocinio
y que en épocas anteriores cuando la ciudad estaba en crecimiento salían de su hábitat
y causaban daño a las propiedades, sobre todo a quienes sembraban, por lo que
la expresión también puede tomarse como una ofensa oculta donde se le señala a
la persona como perjudicial. “Te dais cuenta animalito del monte que no era
como vos decías”
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