Esta palabra no aparece en ningún diccionario, la
recopiló José Domingo Medrano en el libro “Apuntaciones para la crítica sobre
el lenguaje maracaibero” publicado a finales del siglo 19 y en el mismo este
refiere que es el nombre que los habitantes de la ciudad de la época le daban a
un ave que es una especie de cuervo que permanecía largo rato debajo del agua y
que por consiguiente igualmente se señalaban con este nombre a las personas que
hacían lo mismo por lo que el deducía que lo segundo debería llamarse
correctamente buzo. “Hexagoras consiguió puesto de gusio en las piraguas”
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