La época
de los 60 revolucionó a el planeta y entre esas nuevas formas de entretenimiento
estuvo el autocine, que aunque databa de los años 30 fue en los 50 que se trasformó
en popular en Estados Unidos, donde nació, aunque un sector de la población los
consideraba inmorales. Nuestra ciudad, cinéfila por excelencia y tradición, contó
con uno de estos novedosos lugares situado en la avenida el Milagro, donde hoy
está La Vereda del Lago. La pantalla daba fondo al paisaje lacustre y se encontraba
casi en la orilla de esta. Solo funcionaba como lógicamente es en la noche y
era un lugar muy concurrido por los enamorados y jóvenes, el sonido era deficiente y el mismo
llegaba a través de unas pequeñas cornetas instaladas en un paral. Cada veinte minutos o menos, los que fungían como guardianes hacían
ronda con una linterna para evitar que se realizaran actos indebidos dentro del
vehículo, algo que sin embargo ocurría, ya sea por viveza del usuario como por soborno
a los vigilantes. No solo se proyectaban películas sino que también se servían comidas
al estilo norteamericano que constaban básicamente de hamburguesas, perros
calientes, papitas fritas y bebidas, las cuales eran servidas en una bandeja
por personal femenino. Fueron muy populares las películas de terror que
proyectaban a altas horas de la noche. Pero a pesar de ser un boom en ese entonces
su vida fue corta, tal vez menos de una década y al final cerró, quedando las
instalaciones abandonadas hasta que fueron demolidas en 1978 cuando comenzaron
los trabajos de relleno y construcción del Paseo del lago, quedando solo la
pantalla que aún se encuentra en el lugar. Nunca tuvo un nombre, solo un aviso con la
palabra Autocar que significa en inglés autocine estuvo en sus instalaciones,
por lo que se le bautizó por el sector donde estaba o simplemente como
autocine, porque era el único, a pesar que en la Pomona en donde se encuentran
los edificios de Las Pirámides, estuvo por muy poco tiempo otro.
sábado, 30 de enero de 2016
viernes, 29 de enero de 2016
Estar de pies y piernas bien
Esta
expresión ya es muy raro escucharla en nuestro dialecto, aunque hace algunos
años era de cierta forma común. La misma no tiene relación con el hecho de
estar sano de las extremidades que acá se nombran, sino que era usada como una
forma de decir que una persona, de cualquiera de los dos géneros, se encontraba bien vestida. Es parte de esa
inventiva autóctona que ha enriquecido nuestra habla desde hace mucho tiempo. “Mi
sobrino está de pies y piernas bien, seguro va pal matrimonio de su primo”
Alicatero
Con este
nombre se bautizó en nuestro dialecto en los años 60, un personaje que se hizo
popular pero no agradable, quien trabajaba en las empresas eléctricas e hidrológicas
de ese tiempo y cuya labor era quitar el servicio a los que no lo pagaban o se
atrasaban en hacerlo. Como cosa curiosa a pesar que el que trabajaba en Enelven
usaba alicate y otras herramientas para desconectar los cables del medidor, que
en ese entonces se encontraba dentro de la vivienda, no era así el del Inos, quien
utiliza llaves de tubo para despegarlo, sin embargo fue más recurrente el uso de
este nombre para ellos. Tal vez por el hecho que estos mismos se hacían cómplices
de los infractores y les vendían los famosos ladrones. Aunque ambos servicios
siguen siendo parte de la vida cotidiana ya es muy raro que se les llame de
esta manera. “Monche está trabajando de alicatero en el Inos y quedó en
conseguirme un ladrón”
Raspahielo
Con este
nombre se conoce a las maquinas o los cepillos cuyo objetivo es raspar el
hielo, sin embargo cuando la tecnología del celular llegó y fue creciendo entre
los modelos más populares estuvo el Motorola Tango 300 que comercializó la
empresa Telcel y que en nuestro dialecto, haciendo gala de esa forma
similistica común del mismo, se bautizó con el nombre citado, por su forma muy
parecida al instrumento de trabajo de los cepillaeros, aunque lógicamente solo
servía para llamar y recibir ya que los mensajes de texto todavía no habían llegado.
El nombre se hizo popular y se usó en otras regiones, mientras que en otros países
se le llamó ladrillo. Aunque son dos palabras se pronuncia como una sola “Mi
primer celular fue un raspahielo que todavía tengo guardado”
viernes, 22 de enero de 2016
Fuente de soda La Hoyada
Este fue uno de los sitios famoso de la Maracaibo de los
años 60, 70 y 80 situado casi al final
de Bella Vista, quien tuvo como vecino por un tiempo a las tiendas Vam. Tomó su
nombre del primer acueducto de la ciudad inaugurado por Guzmán Blanco en el
lugar donde se encontraba un pozo que sirvió por muchos años como fuente de
agua dulce que era transportada por los famosos agüeros para la población. El
propietario del negocio fue Andrés Ángel Montenegro quien falleció en
1964 y le fue alquilado por los familiares de este a Alfredo Sánchez, un cubano
que se residenció en estos lares y que era un amante enamorado de la gaita,
razón por la cual en el lugar nunca faltaba un grupo gaitero. El lugar estaba
dividido en dos ambientes, la fuente de soda familiar, famosa por sus sándwich,
considerados los mejores de la ciudad, cuyo ingrediente secreto era la salsa
inglesa y la cervecería, restaurant El Hoyo, donde se disfrutaba de bebidas alcohólicas,
música en vivo, platos regionales, nacionales e internacionales y permanecía
abierto hasta altas horas de la madrugada, siendo uno de los preferidos por los
noctámbulos marabinos, y en las fechas de la feria de la Chinita donde se
efectuaban concurridos amaneceres gaiteros. También fue uno de los primeros
sitios donde te servían en una bandeja en el carro. Cerró sus puertas el 26 de mayo
de 1996.
viernes, 8 de enero de 2016
Tienda Marazul
Este
negocio fue quizá el más popular del viejo Saladillo y el que más tiempo duró ya
que fue uno de los últimos demolidos por la piqueta, hecho ocurrido en 1979. Un
local cuyo fundador terminó también siendo un personaje en la historia de la
ciudad por sus ocurrencias. En 1948, José Lorenzo Soto, conocido como Cambuleto,
por lo arqueado de sus piernas, se puso al frente del negocio familiar y en una
casa grande pintada de dos tonos de verde, ubicada en la Calle Ricaurte, frente
a la Plaza Monseñor Arturo Celestino Álvarez, inició labores en el negocio con la mayor
variedad de artículos del sector. Era
abasto, sitio para beber y parrandear, salón de juegos como dominó y billar y promovedor de cuerdas
para los cuatros y palos de vera para los furros, razón por la cual era
visitado asiduamente por los gaiteros. Las ocurrencias, don de gente y
humildad, además de una jocosidad sin límites de su dueño la hicieron, quizás la
más querida del sector. Personas de todas las edades y sexo la visitaban, y incluyendo
un nutrido grupo de estudiantes que iban a la plaza que estaba al frente a
estudiar. Ha sido inspiración para muchas gaitas y la expresión de su dueño
para negar un fiao “Si me lo carameliais” es parte de nuestro dialecto. Dos
años después de su demolición murió su propietario y sus hijos abrieron un
negocio en la misma calle, al lado de la plaza centenaria, unos metros frente a donde estuvo el viejo y
le pusieron “La esquina de Cambuleto” lugar que continúa y es depósito de
licores, tostadas, venta de repuestos y un pequeño museo donde se encuentra un colección
de botellas de malta, cervezas y refrescos pertenecientes a sus padres, además de
un grupo de fotografías en blanco y negro.
miércoles, 6 de enero de 2016
La esquina de Mc Gregor
Este fue
el lugar más popular de la Maracaibo desde los años 30 hasta finales de los 60 y
tal vez incluso los 70 con un estilo francés donde resaltan los mercurios que
adornan la parte superior de los ventanales. El edificio en cuestión tiene una
larga historia. Fue construido en 1892 por ingenieros galos para Emilio Mc Gregor,
posee dos plantas, y tras ser bodega, casa de habitación, y sede del Club
Comercio, en 1919 Carlos Martínez la alquila y constituye la firma Mac Gregor que pasó a convertirse en la primera tienda
por departamento de la ciudad y la que más clientes poseía, pero sería en las
afueras de esta donde palpitaba como un gran corazón la ciudad, ya que era en
la Plaza Baralt donde se daba cita el pueblo. En esa esquina, que es la
intersección de las calles Colón y Comercio, pasaba el tranvía y posterior a la
desaparición de estos en 1930 y hasta 1952, se colocó en su acera una bomba
manual de gasolina que funcionaba por gravedad y era propiedad de Abraham
Vargas, donde se surtían las jaulitas de
transporte que heredaron los pasajeros del tranvía y los escasos carros de los
30 y 40. Allí fue muy famoso “El periquito de la suerte” que era un señor con
un periquito y una cajita con papelitos donde se le leía la suerte al cliente
que pagaba para que el ave los sacara. .Entre los 30 y 40 el sector tenía
presencia de personas las 24 horas del día y en el mismo los periódicos de la época instalaron
pizarrones donde anotaban las noticias de última hora que iban llegando a la
redacción de los mismos. Fanáticos del beisbol, carreras de caballo y otros
juegos y deportes, junto al pueblo de todas las clases sociales se daban cita
allí y las tertulias se hacían interminables, también el comercio informal fue
tomando toda la plaza. Allí se formaron sociedades mercantiles, se gestaron
matrimonios, se citaron enamorados y hasta sirvió de punto para los más
desconocidos propósitos. Sobrevivió a la destrucción del Saladillo pero un
voraz incendio destruyó en 1978 la parte
interna del edificio quedando solo levantadas las paredes externas, entre ellas
la de la esquina. Este en esa época y desde 1950 había pasado a ser un
improvisado centro comercial con tiendas como Calzados Ciro, Molko y la Casa Eléctrica,
ocupando Mac Gregor el fondo del lugar. La desocupación de la Plaza Baralt y
los nuevos tiempos acabaron con la vieja costumbre de darse cita allí y aunque
comercialmente ha seguido siendo casa de algunos vendedores ya solo es parte
dela historia local. Recientemente han decidido restaurar la zona y entre las
edificaciones se encuentra esta.
El paseo Ciencias
Esta fue
una de las obras con menos sentido de las construidas en la ciudad,
representando algo como la justificación por haber derribado la mayor parte de
El Saladillo en 1970. Construido en el centro de la ciudad tenía forma de rectángulo
y comenzaba en la avenida 5 (Urdaneta) hasta la 12 (Padre Añez) situada en la Basílica
y entre las calles Venezuela y Ciencias, por esta última tomó el nombre aunque
su nombre oficial fue Paseo 28 de Enero. Recorriendo parte de las antiguas
calles Colón, Vargas, Páez, Miranda, El Milagro y Campo Elías. Tal como su nombre lo indica el
mismo fue creado para que los habitantes tuvieran un espacio abierto donde
caminar. Inició su construcción en 1970,
se culminó en 1973 y se inauguró el 23 de julio de ese año. En el mismo con la idea
de recreación visual de los transeúntes se colocaron esculturas y estructuras de
artistas como Jesús Soto y su arte cinético llamado Progresivas Plásticas, Homenaje
a Virgen de Chiquinquirá de Lía Bermúdez, Los gaiteros de Víctor Valera, Transposición
de Pedro Vargas, además de la réplica de La Victoria de Samotracia y El Reloj
de Sol; todas desaparecidas después del posterior abandono del mismo por falta
de mantenimiento de sus áreas. Estuvo
conformado por tres plazas, la primera comenzaba frente al teatro Baralt y
culminaba en el fondo de la Iglesia de Santa Bárbara, la segunda rodeaba esta y
la tercera iba desde el frente de la misma hasta el frente de la Basílica. Todas
con revestimiento cerámico, zonas verdes y bancos para descansar o simplemente
sentarse. Dado que el centro de la
ciudad se transformó en un lugar de paso tras la destrucción de las viviendas,
no solo en El Saladillo sino también a sus alrededores, las visitas al mismo
siempre fueron limitadas a compradores y vendedores del sector, algunos
turistas y en eventos especiales como la Feria de La Chinita, que durante
varios años se efectuó en ese sector. En la tercera plaza del mismo en el 2004
se construyó La Plaza de la Aparición y actualmente hay proyectos del CRU para
rescatar el resto.
lunes, 4 de enero de 2016
Guequito
Esta
palabra que se escribe con h pero que por razones de nuestro dialecto se
pronuncia con g es de uso común desde hace mucho tiempo y nada tiene que ver
con el diminutivo de gueco o hueco, que es un espacio abierto o vacío en algún
lugar. La usan los consumidores de licor para señalar los sitios pequeños,
generalmente clandestinos, donde se expenden estos y en ocasiones también se
juega, tienen la virtud de hacerlo en días y horas no laborales. El resto de la
colectividad también lo usa para señalar negocios con clientela muy reducida o
situados en lugares pocos accesibles. “El domingo vamos pal guequito de Ramón a
jugar dominó”
Misterioso
Esta
palabra aunque suene como algo que tiene relación al misterio y en general es
así, pero también la usamos en nuestro dialecto para endilgársela a las
personas que suelen ser muy reservados, poco expresivos y que no son dados a
contar sus experiencias personales o acciones realizadas a los demás, en
resumen que es introvertida. Nada tiene que ver con que esta persona
pertenezca alguna secta ocultista o algo similar. Todavía es común
escucharla. “El misterioso de tu hermano como que tiene una novia en Cabimas”
domingo, 3 de enero de 2016
Mamoná
Entre
las frutas más comunes en la ciudad y región está el mamón, razón por la cual su
consumo es cotidiano y en nuestro dialecto el nombre de este se usa para varias
cosas, sin embargo indicamos puntualmente
con esta palabra el guarapo hecho con ella, algo sencillo y que era parte de
nuestras bebidas predilectas por lo fácil de preparar. En un recipiente se echan
los mamones pelados y se deja por varios días para que la fruta vaya dejando su
jugo en ella, algunos lo colocan a temperatura ambiente, otros lo meten en la
nevera. En el tiempo deseado se le echa azúcar al gusto, se bate enérgicamente
con una cuchara o paleta para que se desprenda parte de la carne de la fruta y
se toma. Se acostumbraba echarle agua de nuevo y dejarlo otros días más y en
ocasiones se le agregaba nuevas frutas. En antaño era el refresco preferido
para los jóvenes después de algún juego o actividad. Existe una variedad con el
mismo nombre en Lara en la cual le quitan la carne a los mamones y al jugo le
agregan leche condesada, leche en polvo, vainilla y se licua. “El equipo que
pierda pone el azúcar para la mamoná”
viernes, 1 de enero de 2016
Dulce de lechoza con piña
Entre
esa gama de dulces venezolanos quizás el de lechoza por ser hecha con una fruta
oriunda de America sea uno delos más representativos. El origen del dulce data
de la colonia y las forma de prepararlo en todo el país es similar, solo
cambiando algunos ingredientes y la forma como es cortada la fruta, sin embargo
en nuestra región existe una mezcla algo más autóctona al que se le agregó piña
que comenzó siendo utilizada para festividades, especialmente la decembrina y
es quizás el más buscado en esas fechas. Este manjar es de fácil preparación
por lo que es popular, dependiendo la cantidad que se haga el número de frutas aumenta
pero la relación de la combinación es de una lechoza, una piña y un kilo de azúcar.
La lechoza debe estar verde y se le quita la concha igual pasa con la piña,
ambas se rallan y se coloca la lechoza a
hervir en un recipiente agregándole clavitos y canela, más o menos por media
hora, luego se le agrega el azúcar y se deja hirviendo más o menos dos horas
para después agregarle la piña y dejarla al fuego una media hora más. Se deja
enfriar y en un recipiente se mete en la nevera. Se acostumbra servir solo o
acompañado con manjar blanco y es llamado en otros lugares cabelleras de
lechoza y piña por el tipo de corte, incluso hay quienes lo confunden con otro
dulce que se llama cabello de ángel. Existe una variante a la cual se le agrega
coco también rallado. “El postre de mi abuela para el pernil es dulce de lechoza
con piña”