Esta
palabra ya no se escucha ni usa incluso desapareció de nuestro dialecto antes
de hacerlo el mueble con el que se señalaba. En la época que el agua potable
era escasa y debía ser tomada de la lluvia por medio de aljibes esta era filtrada
para consumo a través de piedras porosas colocadas en un mueble rectangular hecho
de madera fuerte y varillas redondas colocadas de un extremo a otro, cuyo lado
frontal era la puerta. Y en la parte superior sobre fuertes soportes se
colocaba esta piedra labrada en forma cóncava para contener el precioso
líquido, sirviendo de filtro que gota a gota llenaba la tinaja colocada en al parte
inferior. En el centro del mueble había un aparador que servía para colocar
vasos y alcarrazas con destino al servicio del aguaducho. La palabra fue traída por los andaluces y con
el tiempo sustituida en nuestra región y país por la de Tinajero. “Mi bisabuela
tenía un aguaducho que fabricó su papá”
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