Esta palabra llega a nuestro
dialecto a través de los marinos portugueses que visitaban el puerto y se
quedaban a vivir en él. Significa
abrazar fuertemente algo, a veces con intenciones de inmovilizar, regularmente
a otra persona aunque también a algún objeto. Su uso prevaleció por sobre la
palabra española con idéntico significado pero fue haciéndose menos común con
el tiempo. Aún se escucha pero no tan recurrentemente. "Juan y José
estaban abracados en la esquina" "María tuvo que abracar a Petra para
que no se agararra con Ana"
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