En nuestra
región y en el dialecto, la palabra gas no definía al elemento volátil que hoy
sirve para diferentes cosas sino que era llamado así el kerosén que se
distribuía en camiones tipo cisterna o vendían en la bodega en latas selladas,
el cual de casa en casa iba cubriendo las necesidades de los hogares modernos
que habían sustituido la leña por el más novedoso artefacto. La cocina. Es a
partir de 1930 que este hidrocarburo irrumpe en la población y pasa a ser luego
no solo combustible sino también remedio casero para algunas enfermedades como
por ejemplo las lombrices, antes de eso, desde finales del siglo 19 era usado
para los faroles de alumbrado público y era llamado “gas para el alumbrado”, de
allí deriva la popularidad del nombre. Cuando el gas butano comenzó a envasarse
en bombonas el termino fue trasladado a este otro tipo de combustible para la cocina, sin embargo aún es común que se le
siga llamando al kerosén así. "Buscáme la lata de gas para prender los
carbones"
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