Esta palabra ya es raro escucharla y su
uso común estaba limitado al modismo perijanero, de modo que en ciudades como
Villa del Rosario se les endilgaba con esta a los amantes masculinos. Llegó
procedente de España como un eufemismo del miembro masculino, aunque en muy
raras ocasiones se usó en nuestro dialecto de esta manera, pero si como apodo
en otras zonas del Estado, entre ellas la capital. Algunos lo consideran un
canarismo pero no aparece como tal en el diccionario de la Academia de esa
lengua y tampoco en el de la Real Academia Española, por lo que se hace difícil
conseguirle otro significado, razón por la cual debe considerarse como autónoma,
ya que su connotación no está ligada a la traída por los conquistadores. “Mayra
tenía un machalengo italiano”
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