Esta palabra en la connotación común de
cesar el trabajo por un tiempo determinado y pasar a mantener el mismo sueldo
en su casa sin ejercerlo, es común en nuestro dialecto, igual todo lo que está
asociado con el jubileo, pero en la que era común a finales del siglo 19 y
comienzos del 20 ya es muy raro escucharla. Se tomó esta en ese entonces para
indicar que una persona se ha venido a menos, ha perdido la razón, está
confundido o trastornado. Tal vez todos estos síntomas podrían ser el efecto de
lo primero e incluso es aceptado en algunos diccionarios que la palabra también
tenga acepción de desechar algo por inútil
y en Cuba y Colombia es igualmente sinónima de enloquecerse. Lo cierto es que
en nuestra habla desapareció con las connotaciones últimamente expuestas. “Ando
jubilao por tantos inconvenientes” “El vecino quedó jubilao desde que lo
pusieron preso”
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