Esta palabra ya es raro escucharla en
nuestro dialecto, emigró desde el terreno lúdico para ser usada ocasionalmente
en el habla formal. Con la misma se señalaba a las petacas o volantines que
eran hechos asimétricamente, o sea que sus lados no eran parejos y por lo tanto
no eran buenos a la hora de ser echados al viento. En el área formal se le
bautizaba así a alguna persona que tuviera alguna característica similar, como alguien
cojo o con algún miembro desigual. El término emigró desde el terreno
veterinario donde se le llama así al caballo o cuadrúpedo que tiene un anca más
larga que otra. “Esa petaca que hiciste no vuela porque está lunanca” “Ismael
quedó lunanco después del accidente”
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