Esta palabra ya no se escucha en nuestro
dialecto, con la misma se señala a las personas dilapidadoras, derrochadoras y botarates
que no tiene freno en los gastos y son capaces de gastar fortunas en cosas sin importancia,
banalidades y festejos, entre otras cosas. Según Regino Arapé la misma es una
comparación al rey Egipto Faruk en cuyo reinado la corrupción y el despilfarro
fueron lo más representativo de su reinado. Tal vez fue hecha popular en el
tiempo que el interés local por la cultura egipcia dejó incluso edificaciones
como por ejemplo la cárcel de la ciudad. “Me voy a farukiar lo que me gané en
los caballos” “Mi tío se farukió la herencia del abuelo”
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