Esta palabra es asimilada a nuestro
dialecto y usada en otras regiones, con la misma además de señalar el golpe
dado con el martillo, se expresa el hecho de pedir con insistencia, ya sea
prestado o regalado, algo a alguien. Nació con esta connotación en el argot
juvenil de las décadas de los 70 y 80 aunque en algunos casos la misma iba a acompañada
de la acción de sobornar para conseguir lo buscado, sin embargo cuando pasa a
ser usada en el habla común se generaliza para lo antes indicado. Es de nueva
data “Voy a martillar a mi hermano para
que me de los cobres para la entrada del juego”
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