Esta palabra ya no se escucha en nuestro
dialecto, pero fue popular hasta mediados del siglo 20. Nada tiene que ver con
un plato típico peruano que lleva el mismo nombre y al parecer fue traída por
los españoles castellanos a América, aunque curiosamente no aparece en el
Diccionario de la Real Academia. Con la misma se señala la bulla, el bullicio,
desorden o confusión que se produce en algún lugar. Es considerada por muchos
un chilenismo pero el ser usado en nuestro lar hace mucho tiempo y registrada
por Medrano en sus apuntes a finales de 1800 como un maracaiberismo desploma
esa hipótesis. Hay también quienes sostienen que es una deformación de tremolina,
que si aparece en el diccionario y tiene el mismo significado y unos pocos que
piensan que deriva de tripulación. “Se armó una tripulina en la fiesta de Pola”
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