Este es
el sitio cultural más emblemático de la ciudad, su historia centenaria está
llena de matices y hechos. De 1811 data el primer intento infructuoso de construir
un lugar para estas artes y es José Domingo
Russ quien lleva la propuesta y no es hasta 1840 cuando Miguel Antonio Baralt
crea un espacio en el solar de su casa para estas lides. Sin embargo es el
general Rafael Parra quien ordena la construcción del Teatro mencionado en
1877, siendo Manuel Obando un ingeniero cubano el que lo fabrica e inaugura el
24 de julio de 1833, centenario del Libertador, presentando zarzuelas. Su
fachada constaba de un pórtico formado por cuatro columnas toscanas y una
terraza protegida con barandas de hierro, al estilo arábigo. Era un espacio de 44 metros de
largo, 21 de ancho y 10 de altura, con capacidad máxima de 400 personas, que
presenciaron la primera película proyectada en el país el 11 de julio de 1896.
Fue demolido en 1928 por orden del general Vicente Pérez Soto y construido en
su lugar el actual, una obra arquitectónica diseñada por el belga León Jerome
Höet, que se inauguró el 11 de diciembre de 1932, con un aforo para 1000
personas. Este posee un estilo neoclásico con tres niveles de
balcones, una platea inclinada, un sótano, un edificio adyacente para camerinos
y baños y un escenario alto. Su decoración interior estuvo a cargo del pintor
zuliano Antonio Angulo, destacando el cielo raso o plafond de 540 metros
cuadrados que conformó la techada del Teatro y el retrato del escritor Rafael
María Baralt, colocado sobre la boca de escenario. Situado en la esquina
de la Av. 5 ante Venezuela con la calle 95 fue lugar donde se presentaron
grandes artistas nacionales e internacionales, entre ellos Teresa Carreño,
“Cantinflas” el Ballet Bolshoi y Carlos Gardel el año de su muerte. En
1955 pasa su administración a la Universidad del Zulia y en 1981 es declarado
Monumento Nacional de Venezuela, siendo intervenido en 1986 ante su deplorable
estado y cerrado al público para su recuperación ya que se había transformado en
albergue de muchos animales e indigentes, labor que realiza un equipo encabezado
por el arquitecto Paolo D´Onghia. En
1995 Mindur firma un convenio con el Centro Rafael Urdaneta transfiriéndole recursos
y coordinación de los trabajos. En 1998 bajo la tutela de la fundación Teatro Baralt
reabre las puertas al público destacándose entre las nuevas obras el piso de la
Sala Baja Sergio Antillano, realizado por el artista plástico Francisco “Paco”
Hung, conservando las bases originales del primer teatro y los vitrales “El Día
y la noche” colocados en el edificio administrativo diseñados por el artista
Francisco Bellorín y pintados por su esposa Mary. Es un lugar de visita
obligada para los turistas.
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