Esta expresión es común todavía en nuestro dialecto, nada
tiene que ver con dar el animal que menciona. La misma se usa cuando en una
conversación uno de los interlocutores o varios no permiten que otro hable ya
que la verborrea de los mismos es mayor o más intensa por lo que el silenciado
interrumpe gritando o hablando que le den una palomita, o sea que lo dejen
hablar o dar su opinión. El tono puede ser jocoso, de reclamo y hasta de
disgusto. El génesis de esta, según me contaron algunos ancianos, viene del
hecho que a los niños que les costaba hablar o tardaban mucho en hacerlo le
daban a comer pichones de palomas, de allí
viene el diminutivo que nada tiene que ver con las potoquitas que llamamos de
igual manera. “Mijo dame un palomita” “O me dais una palomita o me voy”
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