Esta
palabra no es tan autóctona como parece, la trajeron los españoles la cual la
usaban de forma despectiva para señalar alguien cobarde, tonto o miserable, sin
embargo nuestro dialecto la tomó con las connotaciones del verbo menguar la
cual es disminuir y con la costumbre se transformó en una exclamación o
muletilla sin significado. Esta última forma es la más común. “¡Que menguao”
llovió toda la noche”
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