Esta palabra
aunque común en nuestro dialecto es asimilada, la trajeron los españoles y con
ella señalaban a las personas molestosas o fastidiosas, pero acá se extremó
para identificar no solo a esas sino también a quienes hacen malas acciones o
tienen comportamientos alejados de la moral, honestidad o convivencia. De
cierta manera pasó a ser un insulto ya que engloba a quien considera quien la
dice como mala gente. En otra época también se le consideró malsonante porque
era un eufemismo también traido por los conquistadores de masturbarse, Aun se escucha. "El puñetero de tu
marido me dejó botao en el centro"
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