Esta expresión tan autóctona nace en las caimaneras de pelota en
la calle y con la misma se expresa la imposibilidad de batear de algún jugador
y por ende lo mediocre del mismo, también se escucha más raramente en otras
acciones o deportes cuando no se le pega a algo. Es una alegoría nacida a
finales de los años, fecha en la cual fue instalada en Maracaibo, en la Avenida
Santa Rita con la calle Pichincha, una bola de unos veinte metros de alto para
almacenar gas y distribuir por tuberías a la ciudad. “No metáis a Freddy que
ese no le pega ni a la bola del gas”
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