Cuando en
nuestro dialecto la palabra oranche se generalizó para cualquier refresco de
naranja, incluso el más popular en la época como era el Orange Crush, la gente
comenzó a llamar a este oranchón, como una forma de diferenciarlo de los otros.
Era el más vendido gracias
a su sabor y
a que su botella oscura, marrón y anillada,
servía para improvisar el toque de charrasca,
por su forma similar a
esta. Fue el
primer refresco de naranja patentado que se vendió en la ciudad. “Dame un
oranchon pa llevármelo, que esta noche lo toco en la fiesta”
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