Esta curiosa palabra de nuestro dialecto no señala ninguna enfermedad o apodo y tampoco es femenina aunque el artículo que la precede lo es. Se usa para nombrar un estado repentino e improvisado de desasosiego, inquietud o nerviosismo que produce que se rompa el orden establecido de lo que se está haciendo, causando que esto quede inconcluso. También se usa para indicar la marcha inexplicable de alguien. Su uso no es tan común. “A Doris le entró la culaloca y no hizo la torta” “A Emiro le entró la culaloca y se fue sin despedirse”
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